12 FINALES Y UN SUPERDOTADO
La primera curiosidad respecto a esta película de 2000, mi debut en el largo y el primero también para Juan José Ballesta, Manuel Morón, Ana Wagener, Alberto Jiménez… es que nunca quisimos que se titulara Temíamos que la gente se hiciera una idea ¡Casi me mata! Además de robar el plano todo el rato, era un niño superinteligente. Tanto que el psicólogo que me ayudaba durante el rodaje le hizo un test y resultó tener un cociente intelectual muy superior a la media. Habíamos notado que era diferente, tenía que estar siempre supermotivado o se aburría, nos llamó la atención su comportamiento. Formamos un equipo estupendo, aunque al pobre Manuel Morón lo insultaban por la calle y llegaba al set hecho polvo. La culpa fue suya porque construyó al personaje tan bien que la gente lo odiaba. En cuanto al padre del mejor amigo de Alberto Jiménez, fue lo más difícil con diferencia. Me empeñé en conseguir a alguien de cuarenta y tantos, que no fuera conocido, pero las encargadas del casting abandonaron porque según ellas El destino (y Amado Cruz) me trajeron a Alberto Jiménez. El productor no lo quería porque estaba en el Teatro de La Abadía y temía que no estuviera al 100 por cien. Cuando le pedí que dejara la obra, me dijo: Su integridad y su ética lo han convertido en uno de mis mejores amigos.
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