MI PRIMERA VEZ
El más que esperado verano nos trae, entre otras cosas, esta columna, llenita de viajes, escapadas, restaurantes, vinos y otros placeres con los que he soñado en los últimos meses mientras, como muchos de vosotros, perfeccionaba mi técnica para hacer pan. Todo empezó cuando, buceando en mi trastero, encontré ¡una panificadora! Luego, tiré de Google, busqué una receta... Y, oye, ni tan mal: exitazo en casa. Pero, aldel restaurante Palio, en Ocaña (Toledo), que me dijo: «No necesitas panificadora, ni tan siquiera amasar: harina, agua, sal, levadura, aceite y un horno». ¿Cómo? Los ojos como platos. Jesús me transmitió un arte que me ha hecho muy feliz en los últimos meses. También he aprovechado para llenar mi agenda de sitios que, sí o sí, pienso conocer, empezando por Palio y su menú especial. Y, ya que estoy en la provincia de Toledo, iré hasta Hormigos para regalarme la experiencia que tengo en mente en una de las lunas de ese hotel tan especial llamado Miluna: desconectar al ritmo natural de la luz, conectar con las estrellas, relajarme en su y, por supuesto, aprovechar al máximo sus muchas actividades al aire libre —me parece lo mínimo, después de todo—. En Tole-do capital, ya en un plan menos contemplativo, tengo pendiente el Hotel Boutique Adolfo, que, además, pertenece a la Red de Hospederías de Castilla-La Mancha (perdonad un segundo, que voy a abrirme una botellita del tinto joven Nouveau, de bodegas Castelo de Medina, para provocar al paladar y seguir soñando con los próximos lugares, restaurantes y platos de mi lista de futuros cercanos).
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos