Natalia Vodianova EN SU MEJOR MOMENTO
“Crear una fundación para ayudar a los niños más desfavorecidos fue una manera de darle sentido a todo ese éxito profesional que no me hacía sentir del todo bien. Pronto me di cuenta de que podía apoyar a mucha gente”
Vital, cercano y natural son los adjetivos que mejor definen -sin entrar en territorio el primer metro de Natalia Vodianova (Rusia, 1982), que llega puntualísima y de muy buen humor al apartamento parisino de estilo en el que la hemos citado. Nos cuenta que con este inaugura el 2020, aunque no su agenda de trabajo. «El 1 de enero me desperté a las cinco de la mañana para coger un avión a Moscú, donde asistí a un acto importante de mi fundación. Esta vez me acompañó mi hijo Maxim, de 5 años, que todavía no había viajado a Rusia, yle gusta supervisar el resultado después de cada cambio y cruzar opiniones en un melódico inglés o francés, según el caso. «Las cenas en casa son muy divertidas, y se hablan tres idiomas. ¡Tenemos que estar muy atentos! Yo me dirijo a los niños en ruso, Antoine [Arnault] en francés o en inglés y, entre nosotros dos, hablamos en inglés», me cuenta entre risas durante la pausa de la comida. Amena y muy generosa, comparte con el equipo anécdotas de su vida cotidiana como si de una reunión entre amigos se tratara. «Me siento increíblemente cómoda trabajando con Guerlain. Son como una familia».
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