Inesti mable
Lo primero que llama la atención cuando te encuentras cara a cara con Inés Sastre (Valladolid, 1973) son, sin duda, sus profundos ojos marrones, aquellos que hechizaron, con tan sólo 13 años, al director de cine Carlos Saura, que la coló en la gran pantalla para observarnos desde su ya icónica película El Dorado (1988). Minutos después, su sonrisa le hace competencia a su mirada y, entre frase y frase -es de esas personas con las que nunca te encontrarás ante un silencio incómodo-, coloca una carcajada. «Detrás de mi sonrisa se esconde cierta timidez y, sobre todo, muchas ganas de contagiar alegría. Hemos pasado tiempos difíciles y creo que hace falta buen humor y optimismo», explica la actriz cuatrilingüe, top model y filóloga, que ha regresado a España tras casi tres décadas afincada en París. Bienvenue, Inés.
¿Por qué decidiste volver a vivir aquí?
En septiembre del año pasado lo estuve meditando mucho y, finalmente, decidí instalarme en Madrid después de casi 30 años viviendo en París. Hay gente que manda a sus hijos, a la edad del mío, que ya tiene 15, a
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