LA REVOLUCIÓN DE JANE
Mientras la arrestan, Jane Fonda (Nueva York, 1937) está espectacular. Últimamente, viste una gran selección de boinas y abrigos ultrachic; y, en particular, usa mucho una gabardina de un rojo vivo capaz de captar la atención de las cámaras, porque sabe que las imágenes viajarán más rápido que su voz. Esta experta en redes sociales de 82 años se ha puesto durante meses en primera línea de la lucha contra el cambio climático en Washington con su iniciativa Fire Drill Fridays, junto a otros actores como Ted Danson y Sam Waterston. Cada semana se la llevaba la Policía... y, para más inri, con unas bridas de plástico desechables que se usan en Estados Unidos para inmovilizar. Menos mal que Jane es hiperflexible, como me confiesa mientras nos tomamos un mezcal en Toronto. Así fue como se libró de las esposas en su primera detención, en 1970, para hacer el saludo del puño alzado en la foto de su ficha delictiva. Presuntamente, los policías la apresaron a instancias del propio Richard Nixon cuando, a la vuelta de un por Canadá, le encontraron vitaminas (que confundieron con drogas) en una bolsa de plástico. Fue absuelta, pero esas imágenes con el corte de pelo de -el film por el que ganó el primero de sus dos Oscar-, han quedado para la historia. El otro secreto que mecon el fin de realizar sus acciones en Washington. Inspirada por Greta Thunberg y por la autora y activista canadiense Naomi Klein (su «gurú», dice), se siente obligada a «trastornar» su apacible vida. Para ella, el nuevo libro de Klein, es un manifiesto, una hoja de ruta hacia el futuro. Hoy, está aquí como orgullosa portavoz de «No me eligieron a pesar de mi edad, sino precisamente por ella», escribió la intérprete en su web personal. «Están comprometidos con la idea de que la belleza no está sólo en las jóvenes con cuerpo de sino en todo el mundo, independientemente de la etnia o la edad».
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