Sexy, a la Sharon Stone
Cuando estaba en la cumbre de la fama, la gente decía: “Es sexy y logró un papel extraordinario”. Ahora los calificativos han cambiado de orden: “Interpreta de manera maravillosa a una mujer extravagante que, además, es sexy”. Pero, en esencia, la manera en la que el mundo mira a Sharon Stone no ha cambiado. Su magnetismo sexual sigue siendo imperante cuando se habla de ella. “La gente aún quiere ver mis senos. Tengo 62 años y es como “¿en serio?, ¡ya crezcan!”, contó en una reciente entrevista en Town & Country.
La obsesión por su cuerpo, lo que pasa por su mente al saber que “ella es ella”, se debe con seguridad a unos pocos segundos de cinta cinematográfica que, pese a su brevedad, marcaron un hito en la historia del séptimo arte. Enfundada en un cortísimo vestido blanco con cuello de tortuga, el pelo recogido, diminutos aretes como único accesorio y un cigarro en mano, Stone, interpretando a la escritora Catherine Tramell, (1992), la película antes descrita (aunque eso todo mundo lo sabe) ganó un pase directo a la lista de los mejores de la historia.
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