Un caso de justicia omisa
COLIMA, COL.- Alberta tiene la certeza de que aquel argentino cincuentón, con el que forcejeó y al que hizo huir el 5 de marzo de 2012 en el municipio conurbado de Villa de Álvarez, es un tratante de mujeres que viajó a esta entidad con la intención de llevarse del país a Constanza, su única hija.
Ese día, recuerda, de manera providencial sorprendió al hombre con la adolescente en una tienda y, sin pensarlo, se le dejó ir; lo sujetó de ambos brazos y pidió ayuda a clientes y trabajadores para retenerlo. Nadie intervino, lo que aprovechó el sujeto para zafarse y escapar.
Todavía alterada, la mujer tomó a la menor de la mano y no la soltó durante todo el trayecto a su casa. La agarraba fuerte, como si alguien se la fuera a arrebatar. “Fue como si la hubiera rescatado de un secuestro”, evoca Alberta.
Un año antes ella había descubierto que su hija Constanza, entonces estudiante de secundaria, mantenía una relación sentimental vía internet con ese individuo, llamado Guillermo L., quien la contactó por vez primera a finales de 2010 mediante la red social Facebook, cuando la joven tenía 14 años.
Además de seducirla a distancia y propiciar conversaciones de contenido sexual, el hombre nacido en 1962 le enviaba enlaces a videos pornográficos, algunos con escenas de varones
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