La historia de un renacido
3 de octubre de 2010. Último juego de la temporada. Los Mets de Nueva York enfrentan en casa a los Nacionales de Washington, ambos en el sótano de la División Este de la Liga Nacional. El mexicano Óliver Pérez entra a lanzar la entrada 14 de un juego empatado a una carrera.
Hace 27 días que el zurdo no ha salido del bullpen. Desde mayo no está en la rotación de abridores. Ni como relevista lo usan. Toda la temporada se ha tragado los abucheos de los fanáticos neoyorquinos que le reclaman sus desastrosas actuaciones.
Tras ponchar al primer bateador, Pérez, el primer pelotero culichi en llegar a las Grandes Ligas, regala la primera base con un golpe. Incapaz de tirar strikes, liga dos bases por bolas. Casa llena. Otra base por bola. Entra la carrera de caballito. Treinta lanzamientos, de los cuales sólo 11 fueron strikes. Óliver Pérez abandona el terreno de juego bajo una lluvia de reclamos. Pizarra final: Washington 2-1 Mets.
Al final de la temporada, los Mets corrieron al Jerry Manuel y al gerente general Omar Minaya, el responsable de haberle dado un contrato por tres años y 36 millones de dólares a Óliver Pérez, el pitcher zurdo que estaba cumpliendo su quinta temporada con el equipo –novena en las Mayores– y a quien, desde que firmó por ese monto, se
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