Desolación ARTÍSTICA
En 1932, en plena Gran Depresión, Diego Rivera, ya un artista prolífico en esa época, fue contratado para pintar un mural monumental en el inmueble comercial de la Radio Corporation of America (RCA), en el complejo del Rockefeller Center de Manhattan.
Sus ideas marxistas eran ampliamente conocidas; por lo tanto, cuando los Rockefeller tomaron la decisión de contratarlo para ejecutar la obra en uno de los edificios más emblemáticos del capitalismo, tenían conocimiento cabal de ello. La apostilla del proyecto artístico era farragoso: Hombre en la encrucijada con incertidumbre, pero con esperanza y alta visión para elegir un curso que conduzca a un nuevo y mejor futuro, una de cuyas versiones se exhibe actualmente en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México bajo el título Controlling Man of the Universe (El hombre controlador del universo).
Pese a las reconvenciones de los Rockefeller a Rivera para que atemperara la narrativa del mural, el artista no se apocó y, en una actitud desafiante, plasmó incluso la imagen de Vladimir Illich Lenin, uno de los líderes de la Revolución Rusa. Esta representación se justipreció como el clímax de los agravios.
La historia es conocida: una noche de febrero de 1934, en forma subrepticia y sin que mediara advertencia alguna, el mural
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