La austeridad del gobierno le pega a los más pobres
El 30 de abril Juan de la Rosa terminó su turno en la sede de la SEP, el histórico inmueble de cantera y mármol donde hacía dos años limpiaba y pulía pisos. Ese día el supervisor le informó que se quedaba sin trabajo.
“De la noche a la mañana –relata De la Rosa– me dicen que se acabó el trabajo, que había salido el decreto de reducir las compras y servicios, por eso ya no iban a requerir de mí y, por lo que sé, de muchísima gente.”
Con un sueldo de 3 mil 500 pesos mensuales, Juan de la Rosa viajaba diario dos horas desde El Coyote, Nezahualcóyotl, para estar puntual a las 7:00 horas en la SEP, con la misión de recibir a la burocracia con instalaciones impecables, lo mismo que todos los empleados de la empresa Gott und Glück, una de las 22 contratistas que prestan servicios de limpieza en oficinas públicas y fueron afectadas por el recorte en sus contratos para este año.
De la Rosa, de 54 años y padre de una estudiante de la UNAM,
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