Un recorte que asfixia a la propia 4T
La “austeridad republicana” del presidente Andrés Manuel López Obrador –renovada por una de las medidas del “plan económico” para enfrentar la crisis provocada por la pandemia de coronavirus y por el desplome de los precios del petróleo– ha transitado por un atropellado proceso de instrucciones, un decreto y una iniciativa que, de aprobarse, le permitirían a su gobierno reorientar 622 mil 556 millones de pesos.
Aunque no tiene facultades para hacerlo, las órdenes están giradas a las dependencias y entidades para que se empiecen a ejecutar los “ahorros”, en espera de que se apruebe la iniciativa de reforma que adiciona un artículo de la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, mediante el cual el presidente podría disponer de esos y otros recursos con discrecionalidad.
Las medidas de austeridad plantean que los recursos destinados al pago del personal, contratación de pequeños proveedores, profesionistas y prestadores de servicios que dependen del gobierno sean dirigidos a los programas de ayuda social para paliar la crisis económica, si bien dejan inoperantes la mitad de las áreas gubernamentales que no tienen atención al público o se relacionan con sus proyectos y programas emblemáticos.
Además, radicalizan la disminución originalmente anunciada de 50% pues aspira a 75%
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