Comida podrida, hambre y caos. El coronavirus fractura el sistema alimentario de EEUU
LOS ÁNGELES — Cerca del centro de Los Ángeles, una planta de procesamiento de carne aumentó la producción incluso mientras se esforzaba para mantener a sus empleados de primera línea separados unos de otros. En Salinas, California, un cultivador de lechuga se apresuró a redirigir el suministro después de que se le obligara a arar bajo los cultivos no utilizados.
En el Área de la Bahía, un distribuidor de alimentos que anteriormente prestaba servicio a restaurantes comenzó a vender cajas de productos agrícolas directamente a los consumidores. Cerca de la frontera con México, un banco de alimentos amplió la distribución para satisfacer una explosión de la necesidad. Y en Hollywood, una organización sin fines de lucro que ha servido en su comedor a personas sin hogar durante 33 años cambió su actividad para servir comida para llevar.
"Hemos tenido que cambiar completamente lo que estamos haciendo", subrayó Sherry Bonanno, directora ejecutiva de la Coalición de Alimentos de Hollywood. "Nos seguimos adaptando y ajustando".
En menos tiempo del que tarda un agricultor en plantar y cosechar una lechuga, toda la industria alimentaria de la nación se ha visto afectada por la pandemia de COVID-19. Un intrincado sistema para ajustar la oferta a la demanda, establecido a lo largo de décadas, se ha echado a perder al mismo tiempo que el desempleo y la inseguridad alimentaria se disparan entre las familias.
Las repercusiones han sido especialmente graves en California, donde se cultiva más de un tercio de las verduras del país y dos tercios de
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