Buen chico, mal bebedor
LOS BUENOS BEBEDORES SE PARECEN, mientras que cada mal bebedor lo es a su manera. Yo, por ejemplo, soy una bebedora que se autodestruye.
Soy agradable hasta mi cuarto trago, después de eso puedo aparecer llorando en medio de la calle, preguntándome en dónde está mi teléfono (también soy propensa a regalarle mis pertenencias a desconocidos).
Otros bebedores son malos de otras maneras. Son agresivos y se mantienen a la defensiva. Se quitan los pantalones en eventos corporativos. Se olvidan de la importancia del espacio personal.
Caso puntual: en agosto de 2017, estaba en un bar con amigos –estaba algo triste, entre los tragos dos y cuatro–cuando sentí algo en mi muslo derecho. Por un segundo pensé que era mi falda subiéndose un poco, así que sólo la acomodé para bajarla.
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