LOS ÚLTIMOS TESTIGOS DE ROSWELL
Aunque varias desclasificaciones de documentos oficiales han pretendido cerrar el caso Roswell definitivamente, multitud de investigadores insisten en la existencia de una conspiración gubernamental para silenciar la recuperación de una nave extraterrestre y sus ocupantes en el desierto de Nuevo México en 1947.
Hasta el momento, la herramienta más eficaz que han encontrado los ufólogos estadounidenses para presionar a las autoridades ha sido a través del testimonio de numerosos militares vinculados al caso que han aparecido a cuentagotas a lo largo del tiempo. Pero la lejanía temporal de los hechos hace que, día a día, esta oportunidad de descubrir nuevas informaciones se vaya desvaneciendo. Pese a este contratiempo, varios estudiosos están convencidos de que aún es posible hallar en la actualidad a testigos de lo ocurrido en Roswell. Aunque la dificultad es extrema, puesto que en 2020, cualquier militar implicado en el incidente, por muy joven que fuera entonces, ahora sobrepasaría los 90 años. Pero hay mas problemas: por lógica, los oficiales y demás personal de mayor edad involucrados en el caso ya habrían fallecido, y sus hijos serían ya bastante mayores.
No obstante, un grupo de investigadores y expertos en Roswell, formado por Tom Carey, Don Schmitt, David Rudiak, Kevin Randle y Anthony Bragalia emprendieron una ardua labor con la esperanza de localizar a los últimos testigos vivos del incidente Roswell. Para ello usaron un anuario de la Base Aérea de Roswell, una guía telefónica de la citada ciudad en 1947 y todos los recursos que ofrece internet para la búsqueda de personas. Para facilitar su labor, decidieron acotar el campo de acción buscando entre los militares que estuvieron relacionados con otros testigos conocidos o con sus unidades dentro del Ejército. Desde finales de 2011 hasta las últimas semanas de 2012,
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