Grandes HISTORIAS DE VIDA
“Me condujo a un estado de amor propio”.
Yahel pensó que, al ser joven, éste no sería su camino. Se equivocó. No obstante, su ímpetu y pasión la guían en pos del sentido de su circunstancia.
“Soy bailarina. Hace dos años sentí que. ¡Eso solo le ocurría a las señoras mayores! ¿O no? Entré en una fase de negación y les dije a mi esposo y a mi madre que de ninguna manera me sometería a la tanda de quimios y radiaciones, y menos a la mastectomía radical de ambos pechos que sugerían los médicos. Me rendí a la realidad. Lo más duro fue aceptar que me había tocado a mí; cuando lo hice, todo se volvió más ligero. De la mano de mis seres queridos entré en lo que llamo ‘el camino del cangrejo’, y con ese nombre hice una para ayudar a otras mujeres. Sigo en la lucha. Por la enfermedad hice las paces conmigo misma y llegué a un estado de amor propio. Y a pesar de no ser lo que habría elegido, este camino me ha dado el privilegio de conocer a una Yahel portentosa, apasionada y comprometida con los demás, que desconocía”.
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