“Viene lo peor” de la tragedia australiana
La novelista australiana Charlotte Wood escribió: “Solíamos poner nuestra atención brevemente, intensamente, en esa ‘pobre gente’ afectada por el cambio climático y luego volvíamos a la vida normal. Ahora esa pobre gente nos incluye a nosotros”.
Los habitantes de Sídney, la ciudad más cosmopolita y despreocupada del Pacífico Sur, han descubierto el infierno. De manera brutal, desde agosto han ardido cinco millones de hectáreas de Nueva Gales del Sur y Queensland, entre otras regiones. En promedio, este territorio ha sido golpeado por entre 75 y 150 incendios simultáneos.
Para darle una dimensión a la catástrofe australiana, el fuego de este año en el Amazonas consumió 900 mil hectáreas.
Ahora la situación en Australia ha cambiado: lo que solía ser una pesadilla que concernía a los granjeros, entre otros residentes de las zonas rurales, ya es un problema para los citadinos, que deben preocuparse por la invasión tóxica de humo y ceniza. Incluso, existe el peligro de que algunas zonas residenciales sean alcanzadas por las llamas.
Sin embargo, en la televisión australiana algunos comentaristas de tendencia conservadora intentaron minimizar la
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