Suleimani, el asesinato que hace temblar al mundo
Desde la perspectiva del régimen iraní, sus aliados y sus simpatizantes, el general Qasem Suleimani era un auténtico héroe revolucionario, el que más hizo para sostener la resistencia de su pueblo y la de otros de la zona ante la permanente intervención de Estados Unidos y Gran Bretaña, y ante la agresión de sus enemigos árabes sunitas.
Natural que en Washington y Londres tengan la visión opuesta, para ellos Suleimani era el gran titiritero de todo tipo de grupos terroristas que infligieron derrotas y grandes pérdidas a sus tropas. Y si no fue el arquitecto, sí fue el ingeniero constructor militar de lo que se conoce como la “Luna creciente chiita”: un arco de influencia iraní que corre de Teherán, en el Mar Caspio, hasta la capital libanesa, Beirut, en el Mediterráneo, pasando por la iraquí Bagdad y la siria Damasco, presionando en el Golfo Pérsico e incluso extendiéndose hasta Saná, capital yemenita en la confluencia de los mares Índico y Rojo.
Sin duda, el general fue popular entre los grandes sectores de la población de la secta chiita del Islam, especialmente en Siria donde fue inmensa e
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