LAS VAMPIRAS AMANTES
Vivimos en un mundo religioso. La mayoría cree en algún tipo de deidad y la brujería es práctica habitual –y hasta protegida por la ley– en muchas culturas. En un contexto así, quizá no sea tan raro que algunas personas se pregunten si realmente los vampiros existen. La cuestión volvió a plantearse durante el juicio de las llamadas vampiras lesbianas. Tracey Wigginton y tres mujeres más fueron acusadas del asesinato de Edward Baldock en Brisbane (Australia) el 20 de octubre de 1989. La acusación sostuvo que Tracey había convencido a Lisa Ptaschinski, Kim Jervis y Tracy Waugh de que era uno de estos monstruos chupasangre y que necesitaba el líquido vital humano para sobrevivir. También les dijo que podía controlar las mentes de los demás. En el caso de sus ayudantes, podría decirse que esto era cierto. En todo caso, ellas creían sin lugar a dudas que era una vampira.
AMOR Y COLMILLOS
En las películas, los vampiros sueles ser bastante siniestro, aunque a veces mantienen un estilo sexy. Los dientes puntiagudos y la animadversión a la luz, de Bram Stoker, que se inspiró a su vez en algunas historias de los señores medievales de la guerra de los Cárpatos. Según los imaginó Stoker, los vampiros son poderosos, tienen los sentidos muy desarrollados, se alimentan de sangre y no tienen dificultades para seducir humanos. Es improbable que Tracey encajara en un perfil así, pero de lo que no cabe duda es que seducir se le daba bastante bien.
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