LA EUROZONA TRASPASA LA ÚLTIMA FRONTERA
La aparente prosperidad que provocó en la vieja Europa la llegada de plata y oro en las bodegas de los buques españoles creó una falsa ilusión de riqueza que pronto se desvanecería cuando la inflación terminó con esta ventaja temporal, dejando al continente plagado de inversiones fallidas. Los gobiernos aumentaron entonces su control sobre la economía, aplicando la máxima de más Estado con menos mercado, sembrando desordenes financieros y sentando las bases de la posterior recesión. Hoy, como entonces, la economía europea se prepara para traspasar su última frontera, pero esta vez la travesía no es marítima, sino monetaria. La apuesta del BCE para impulsar el crecimiento económico y evitar la deflación mediante el artificio de los tipos de interés negativos quizás sea una solución a corto plazo. Pero, como señala el exgobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, en su libro El fin de la alquimia, lo más probable es que esta herramienta no convencional sirva de catalizadora de una crisis futura cuando vuelva la ortodoxia monetaria y los bancos y las empresas se vean obligados a reflejar la cruda realidad económica en sus balances.
Y es que los tipos de interés (nominales) negativos alumbran una nueva era cuya extensión y evolución es, por el momento, imprevisible. Lo que economista.
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