La sonrisa imperfecta del rock’n’roll
LA MODERNIDAD ES INMUNE al calor. Reta a las leyes de la física permaneciendo intacta frente a los cambios de estación, ajena al sudor mundano aunque proliferen capas y capas de moda en su exterior. No es algo alegórico y podemos demostrarlo. Madrid nos recibe con la previsible ola de calor que acompaña al último martes de junio, perpetuando un ambiente denso y pegajoso en cada centímetro del asfalto. Con una excepción: en la tienda principal de Gucci parece haberse obstruido el termostato.
Durante unas horas, esta tienda de la calle Serrano adopta la forma de nevera hermética y eficiente para acoger un desfile inagotable de looks boyantes de terciopelo, encaje y piedras preciosas; un arma letal para cualquier mortal que los llevara en este caluroso estío. Pero no para la Gucci Gang (los fans acérrimos de la firma italiana), que resplandece risueña y pulcra como en un primer día de mayo. Rostros que resultan familiares para cualquier adicto a la red social mantienen aquí un intenso pulso estético.
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