MEMORIAS DEL ARTESANO
DAVID IGLESIAS abre la enorme puerta de madera del tercer piso de este edificio de finales del siglo XIX. Al cruzar el umbral, queda atrás el chirrido de la madera de unas escaleras desiguales por el subir y bajar del tiempo y se abre delante Oficio Studio, un taller con aroma a cuero y recuerdos del pintor de aquel siglo para el que fue construido. Aquí todo lleva su tiempo, sobre todo el oficio de diseñar y confeccionar bolsos minimalistas y funcionales que recuerdan a oficios pasados. Trastea con las pieles mientras esperamos la llegada de Melina Carranza, que aparece con un café. Su perra Pedales sale a su encuentro y vuelve perezosa al sillón al que ella intentó dar una segunda vida
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