¡Y QUE VIVA EL ROCK & ROLL!
SALÓN DE LA FAMA DEL ROCK & ROLL MARATHON SERIES
“CORRER ME HIZO SENTIR LAS ALAS QUE SOLO MI ALMA PUEDE VER”.
“CON VOLUNTAD, DETERMINACIÓN, TENACIDAD Y ESMERO, PUEDES LOGRAR LO QUE TE PROPONGAS. ¡DEJA DE SOÑAR Y EMPIEZA A CONSTRUIRLO”.
JOSÉ AARÓN SALAZAR DEL CARMEN
ORIGINARIO DE ACAPULCO, Guerrero, licenciado en Derecho, con especialidad y maes tría orientadas al área fiscal; catedrático y conferencista. Gracias a las enseñanzas de la vida y como una forma de retribuirle a la sociedad es instructor en Psicoprofilaxis Perinatal y acupuntor.
“El nacimiento de mis niños (Zareth, que significa “resplandor”, y André, “valentía”) trajo a mi vida un mensaje supremo. Recibidos ambos por nuestras propias manos, en partos naturales y en agua, fueron las vivencias más extraordinarias.
Sus padres fueron profesores de educación básica, su papá, Salvador Salazar Acevedo (q.e.p.d.), fue profesor de Educación Física. Así, combinando las aportaciones y enseñanzas de ambos, forjó en su percepción de vida, un principio trascendental: “Con determinación, tenacidad, dedicación y entrega, todo aquello que yo me propusiera podría lograrlo”.
EL INICIO DE UN RETO
Walt Disney, dijo: “Si lo puedes soñar, lo puedes lograr”. En mi opinión, esa frase bien se puede enriquecer, diciendo: “Con voluntad, determinación, tenacidad y esmero, lo que te propongas lograr, lo puedes realizar. Deja de soñar ¡y empieza a construirlo!”. “Con voluntad, desarrollarás capacidad; sin ella, puedes tener suerte pero no éxito”. Durante casi 15 años laboré para una dependencia. Fue en un entrenamiento, al correr, cuando me di cuenta del enorme estrés y desgaste al que estaba sometido, que las condiciones de mi familia estaban siendo mermadas, y que me perdía momentos maravillosos de convivencia con los que más amo. No sé si fue tanto alivio de oxigenarme, o poder abatir la presión que me aquejaba mediante los trotes que daba, pero así, mientras corría, con una sonrisa en la cara, decidí renunciar a ese encargo e iniciar mi actividad profesional independiente, y dedicarle más tiempo a lo que me hace feliz.
Curiosamente, inicié mi vida como runner por recomendación de otro amigo corredor. Yo practicaba futbol y mi compañero pudo constatar la pasión que sentía por el deporte. Con singular sonrisa, me dijo: “Deberías intentar correr”. Erróneamente le respondí: “cómo crees? Eso es para personas individualistas, que no tienen otra cosa qué hacer y andan solas vagando…”. Al escuchar eso, no solo sonrió, sino que soltó tremenda carcajada e insistió: “Está bien, pues te reto a que te muestres, no a nadie más, sino a ti mismo, que correr es perder el tiempo. Para ello, intenta trotar ligeramente en un lapso de 30 minutos. Si te sientes cansado, mareado o incómodo, disminuye el trote y comienza a caminar”. En ese momento, fui yo quien estallé en carcajadas y expresé: “Media hora de trote, ¿y sentirme cansado o mal? ¡No inventes! No sabes a quién le dices eso”.
Fue entonces cuando tomé el reto de demostrarme a mí lo fácil y aburrido que sería correr… me puse unos tenis, unos shorts de futbol, di un beso a mis niños, llevé una identificación conmigo (solo por si acaso) y con una sonrisa suspicaz, les dije: “no tardo… voy a fortalecer mis piernas y mis ideales”. Definitivamente, ¡no me equivoqué!
En ese momento de iniciativa, mi vida literalmente cambió. Recuerdo con absoluta claridad tener en mi mente los atinados consejos que mi amigo me había compartido, pero también, el tremendo impacto físico que me causó y que, para mi sorpresa, sí se presentaron los síntomas de cansancio, hormigueo en las piernas, garganta ultraseca, mareo y la terrible sensación de no poder más. Y eso fue ¡en apenas cinco minutos de trotar!”.
“No puede ser”, pensé, “estoy siendo derrotado por mí mismo”. Regresé a casa (más que molido, físicamente triturado, por supuesto) con una visión diferente. No se trataba de vencer a nadie más, ni de demostrar a ninguna persona mis capacidades atléticas, sino de estar contento con mis propias capacidades y alcances físicos y, claro, ello también implicaba mi potencial emocional e intelectual. El reto había surtido efecto.
Así, me propuse mejorar esa condición personal. Fue entonces cuando me inscribí a mi primera carrera de 5K, mi primer objetivo: Terminarla de buena manera.
Entonces, pies a la obra… Comencé a entrenar. Al principio, de forma autodidacta, y guareciéndome con los consejos y recomendaciones de mi experimentado amigo
