ROBOTS EN LA MESA
Desde apenas un año, no hay sabor que se le resista a ‘Hypertaste’. Funciona como una auténtica ‘lengua electrónica’ que puede presumir de su capacidad para probar líquidos, detectarlos y analizarlos: es un pequeño dispositivo con forma circular que, al introducirlo en un líquido, emplea sensores electroquímicos multisensitivos, con varios pares de electrodos, capaces de diferenciar sabores analizando la combinación de moléculas presente en un vino o un zumo. Gracias, eso sí, a una solución de inteligencia artificial (IA) de IBM, que ya está llegando a España. “Una ‘lengua electrónica’ asistida por inteligencia artificial que, inspirada en el funcionamiento del sentido del gusto humano, permitirá detectar y analizar distintos tipos de líquido rápidamente y sin necesidad de acudir a un laboratorio”, avanza la multinacional tecnológica.
La inteligencia de las máquinas ha llegado a la gastronomía. Es una realidad: si no hay duda de que la IA lleva años sumando posibles utilidades en campos como la alimentación o la gestión medioambiental, parece que ahora se sienta en la mesa, mientras, eso sí, continúa perfilando sus utilidades reales en la hostelería. ¿Estamos preparados no sólo para que un brazo robótico nos prepare una hamburguesa en tiempo récord o nos sirva un café, sino que, además, una máquina contribuya a mejorar la atención de un cliente en un espacio de alta cocina? ¿Puede el uso de sensores manejar la
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