Bajo presión
“NOTARÁS QUE ENTRENAMOS JUNTO A LAS BOMBAS”, comenta el Oficial Corey Shore, líder de acondicionamiento en el USS North Dakota, mientras señala un largo tubo metálico en la sala de torpedos del submarino que a la vez sirve como gimnasio, al menos hasta que estalle una guerra. Este torpedo MK 48 en particular se apoda “Claire”, nombre que escribieron con marcador en la punta quienes puede ser que algún día lo coloquen en un lanzamisiles y lo disparen. Claire contiene 500 kilos de explosivos diseñados para detonar debajo de un barco enemigo. Es un poderoso recordatorio de la misión.
“Tenemos cuatro torpedos a bordo”, comenta Shores, un hombre de 29 años cuya mandíbula cuadrada coincide con sus anchos hombros. Es un operador nuclear que se encarga de hacer funcionar el reactor en el cuarto de máquinas del North Dakota, aunque Shores también supervisa el acondicionamiento de la tripulación de 138 personas, una “labor colateral” que se toma tan en serio como su misión principal. Es un ratón de gimnasio que se ofreció como voluntario para el trabajo, lo cual requería de una recomendación de su oficial en jefe y un programa de entrenamiento de cinco días.
Como líder de acondicionam iento del comando, Shores es responsable de asegurarse de que todos a bordo pasen la prueba de preparación física semianual –una secuencia de eventos que mide la capacidad aeróbica, fuerza y resistencia muscular. También está ahí para asegurarse de que los miembros de la tripulación no se vuelvan locos, una preocupación real cuando estás viajando en un tubo de acero presurizado que puede no volver a subir a la superficie por tres meses. Además tiene que mantener el equipo del gym “lo cual puede ser un problema cuando tienes a todos esos hombres usando una sola caminadora”, explica.
Entrenar es complicado cuando estás en una misión. El tiempo es limitado y no hay muchas instalaciones. La mayoría de los barcos de la Marina tiene grandes espacios –sin mencionar las cubiertas abiertas– donde todos los marineros pueden hacer ejercicio. Los portaaviones tienen gimnasios e incluso canastas de básquetbol que se pueden poner y quitar. Pero los hombres y mujeres a
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