En una ciudad fronteriza mexicana, los centroamericanos devueltos por Estados Unidos son sistemáticamente blanco de secuestradores que piden rescates
NUEVO LAREDO, México — Los secuestradores llegaron al
refugio cerca de la frontera entre Estados Unidos y México en busca de
migrantes cubanos, blancos favoritos porque se sabe que sus familiares en Estados
Unidos pagan rescates exorbitantes por la liberación de sus seres queridos
secuestrados.
En Nuevo Laredo, México, una ciudad dominada por los
cárteles y puerta de ingreso a Estados Unidos, resulta un fraude lucrativo:
secuestra a un migrante originario de Cuba, Honduras, El Salvador, Guatemala,
Venezuela u otro lugar; incáutale su teléfono celular; luego llama a sus familiares
estadounidenses para exigirles miles de dólares.
No es necesario explicar las consecuencias de la falta de
pago en el anárquico estado fronterizo mexicano de Tamaulipas, conocido por sus
fosas comunes y sus masacres de migrantes, incluidas cientos de personas
asesinadas por hombres armados del cártel de los Zetas en las afueras de la
ciudad de San Fernando en 2010 y 2011.
El 3 de agosto, cuando el reverendo Aarón
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