SUPERHÉROES parte 2
o cierto es que ser villano es un rol desagradable. Hasta el barrido universal de Thanos, es una verdad mundialmente aceptada que por muy rencoroso, genocida, vengativo, alto y fuerte que sea el malo, el superbueno acabará pateándole el trasero. Bien es cierto que, para que la perezosa naturaleza del bien se active, necesita de la hacendosa intervención del mal. Parece que los cineastas creen que cuanto más cornudo o desagradable lo pinten, el héroe se verá más amenazado. Se equivocan: Doomsday, Ares, Steppenwolf o Surtur rozan un asimétrico ridículo. Igual ocurre con feos del estilo del elfo negro del segundo , o el Red Skull del primer , descartes de la cantina galáctica de . Sostengo que para sembrar el caos no es necesario un ser poderoso o un dios caído. En (2008), Christopher Nolan se vale tan solo de un sociópata anatómicamente incorrecto para privarnos de una (2000), de M. Night Shyamalan, se desplaza incluso en silla de ruedas y no puede saludar sin que se le rompa la muñeca, pero el inescrupuloso don Cristal se alza a la altura de su némesis, el superhéroe inquebrantable de su título original. En (2017), James Mangold saca a pasear un par de villanos tradicionales, pero el más cruel al que se enfrentará Lobezno será la vejez. Otros son villanos, pero no parecen tan ignominiosos… Loki se desliza por el universo Marvel con tanta ambigüedad que ya no sé si lo amo o lo odio. Tom Hiddleston jamás podrá agradecer a Kenneth Branagh ese cariz shakesperiano que insufló a su (2011), y la química que destiló entre el hijo pequeño y adoptado de Odín y el envidiado primogénito.
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