SUPERHÉROES parte 1
econozco que este atracón descomunal de películas de superhéroes me ha cogido un poco mayor, me temo: ya me hubiera gustado echármelas al saco en mi permeable adolescencia. Salvo excepciones gloriosas, sus historias me fatigan. En cualquier caso, no me oculto: el culpable soy yo. Aunque algo habrá que reprocharle a la industria por la saturación, digo yo. Una porción grande del pastel crítico intelectual opina que el cine de superhéroes no es cine. Yo no soy tan drástico ni tan obtuso. Es cierto que los superhéroes no nacieron ni con el cine ni en el cine: surgieron en los cómics, pero disfrutan ahora de una segunda juventud en las películas. Los superhéroes no descansan jamás y rara vez no hay uno salvando el mundo en nuestras pantallas. Thor, el Capitán América, Iron Man, Batman son más conocidos entre los púberes que Indiana Jones o Luke Skywalker, héroes cinematográficos puros, y desde luego mucho más populares entre la tropa que Tom Doniphon, Jefferson Smith o Atticus Finch, héroes engendrados
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