Cuando veo a Koldo García, pienso en Ortega y Gasset. A primera vista, todo parece una película de Torrente, pero en el fondo del asunto anida una cuestión de filosofía. El caso Koldo es el resultado del 'yo y mis circunstancias' de la filosofía orteguiana. La supuesta corrupción fue posible gracias a la combinación de los 'yo' muy particulares de nuestro país -gente que se aúpa al poder gracias a los contactos personales y no por los méritos profesionales- y unas circunstancias muy puntuales -la pandemia, que permitió una relajación de la contratación pública.