¿LA OBRA SE LLAMA EL SILENCIO DE LOS POLÍTICOS?
PREGUNTA INDISCRETA
Por Bruno Eduardo Aceves Alejandre
El Oso Bipolar dice:
“Nunca han escuchado llorar a los corderos, porque al igual que el doctor Lecter, los políticos, son caníbales”
El 13 de julio es una fecha que por motivos personales me duele. A partir de este año me pesará aún más por lo sucedido este sábado. En un día, en pocas horas, se registraron en La Piedad siete homicidios dolosos. Tan sólo en una jornada, el promedio de asesinatos quedó por encima del registrado en Pénjamo durante junio. Uno cada dos días.
Los hechos donde todas estas vidas fueron segadas son sin duda alguna lamentables. En todos estos casos la autoridad debe buscar hacer justicia. De los siete homicidios el que más impacto mediático causó fue el del hermano de la Diputada Local, Adriana Hernández Íñiguez. 
Desde el Gobernador, Silvano Aureoles, hasta funcionarios de segundo o tercer nivel expresaron sus condolencias a la legisladora y su familia. Diputados, Alcaldes, Regidores, y líderes gremiales, estuvieron en las exequias. Durante la misa, el Santuario del Señor de La Piedad, se llenó hasta los pasillos.
Las coronas florales se acumularon en por lo menos, cuatro camionetas. Las esquelas en medios de comunicación y redes sociales ocuparon grandes espacios. Los mensajes, los pésames y los abrazos de contaron por cientos, tal vez por miles. 
Pero todo eso fue inversamente proporcional a la indignación. A los llamados a las autoridades de los tres órdenes y de los tres poderes. A la implementación de políticas de seguridad. Nada, simplemente nada, un vacío silencioso, nulo. Anteriormente por lo menos había declaraciones, hoy ni eso les merecemos a los políticos y ni eso se merecen entre ellos mismos.
La inseguridad ha logrado lo que la democracia no pudo. Poner de igual a igual al ciudadano común con los poderosos. Extorsiones, robos, asaltos, secuestros, desapariciones y ahora homicidios se viven en ambas esferas sociales. Pero… ¿Llegará la justicia?
En la novela de Thomas Harris, “El Silencio de los Corderos”, la protagonista intenta salvar a las ovejas del matadero porque el llanto la perturba. En la vida real, los políticos no tienen oídos para escucharse más que así mismos. Prefieren el bloqueo, el insulto público o privado, a quienes les demostramos con hechos la cruda realidad que vivimos. 
Los políticos se parecen más a Hannibal, pues son capaces de cometer las peores atrocidades sin el menor atisbo de remordimiento. El problema es que cada vez hay doctores Lecter y menos Clarice Stearling. Mientras eso permanezca, los corderos seguirán llorando y sólo se escuchará el silencio de los políticos.
PREGUNTA MUY INDISCRETA:
¿De qué pecan los políticos? ¿Pensamiento, palabra, obra u omisión? 
Aunque la culpa, la gran culpa, es de quienes los eligieron.

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