ATENDIENDO AL HUMILDE
Porque el Señor es excelso, y atiende al humilde, más al altivo mira de lejos. Salmo 138:6.
Una de las cualidades más hermosa que engalanan a una persona es la humildad, mantener los pies en tierra firme, sin elevarse en el aire frente a los logros es de sabio. El éxito es muy efímero y se esfuma fácilmente, se disuelve como malvavisco en chocolate caliente.
Dios mira de lejos al altivo, con las gafas del sol de la distancia, con la miopía de la indiferencia, para que en Su desdén mermemos las arrogancias.
Debemos ejercitarnos en la modestia, a un grado tal, que nuestra visión propia sea atlética, “ni baja ni alta”, sino con músculos espirituales. Sin perder nuestra valía y sin creernos más que nadie. Entonces, logremos lo que logremos viviremos aterrizados, con nuestros piecitos tocando tierra.
¡Volar por los aires en nuestra altivez, nos hará caer de un zarpazo y el aterrizaje será brutal!
Si queremos que nuestro Señor “atienda” nuestras peticiones bajemos los decibeles del orgullo, graduando el dial de nuestro corazón a la luz de la Palabra de Dios.
¡A humildad nos llama el Señor!
Oración; Señor danos humildad, para que nada de esta tierra nuble la visión a las cosas eternas. Amén.
Jenny Matos