Este documental hace que el ayuno eterno parezca una muy buena opción. Fastidioso, ecuánime y preocupante, es un recordatorio alarmante de que hay que tener cuidado con lo que se come, al menos si se quiere permanecer saludable. Dirigida por Stephanie Soechtig, quien anteriormente examinó la epidemia de obesidad en Estados Unidos en el documental Fed Up, y basada en el libro del destacado periodista narrativo Jeff Benedict, el documental prefiere los informes y el análisis al atractivo emocional del shock, aunque hay mucho por qué enojarse aquí al poner de relieve cuestiones que persisten en la periferia de la conciencia nacional, verdades incómodas sobre los peligros inherentes a lo que comemos y la negligencia de los responsables de la regulación. Es la historia de un sistema fallido que a menudo antepone las ganancias corporativas a la salud y la seguridad públicas.