Reinventarte no significa emprender. No necesariamente el resultado de un proceso de reinvención siempre tiene que ser emprender.   Hay gente que sí, pero hay otros que no. Por ejemplo, hay gente que elige cambiar de profesión y trabajar en nómina. Hay gente que elige una nueva profesión digital y se lanza a buscar trabajo en pymes como PMD o asistente virtual, o como copywriter. También hay personas que eligen emprender pero haciendo una transición muy poco a poco. Tengo una amiga que era diseñadora de joyas, era una empresaria a la que le iba muy bien, pero se dio cuenta de que no era lo que quería y se reinventó como coach. Pues ella pasó de empresaria a coach en nómina para una empresa.  Hay mil maneras de hacer cambios, una por cada persona y tú también tendrás la tuya, emprendiendo o no. Pero es que el punto en cuestión no es si reinventarte significa emprender. El punto es qué te ocurre a ti cuando piensas en la posibilidad de emprender.  ¿Te paraliza?, ¿crees que no puedes cambiar porque si cambias tienes que emprender y te horroriza la idea? ¿Tienes miedo de correr riesgos innecesarios?, ¿te da pavor emprender porque crees que vas a perder estabilidad económica?, ¿no te apetece porque has visto lo mal que viven los autónomos en España? Este es el verdadero meollo del asunto, lo que te pasa a ti con la idea de hacerlo. Y no porque a fuerza sea tu solución, no... pero rechazarla por miedo es negarte a ver el panorama completo de tus posibilidades que están ahí para ti. Y es que lo que elijas hacer debe estar alineado a ti, a tus valores, y cómo quieres vivir tu vida… pero no condicionado jamás por el miedo a emprender. Y de esto te hablo hoy...