Tienes una carrera profesional estupenda, tienes un trabajo corporativo en un lugar de prestigio, te lo has currado mucho y has llegado lejos. Tú lo sabes, además te lo dicen. ¡Qué suerte tienes! Y claro que estás agradecida, vives bien, junto con tu pareja, has podido dar a tus hijos la vida que merecen. Sin embargo,  a pesar de todo, eso no se termina de sentir como éxito para ti. Algo te falta. Es más, el éxito alcanzado se ha convertido en una jaula de oro. Una jaula de oro: es buena, reluce, brilla… pero no deja de ser una jaula que te mantiene atrapada y te impide volar. Tú ves a tu trabajo actual como un lugar del que no puedes escapar... a mí me pasaba igual.  Te sientes atrapada porque crees que como llevas haciendo eso muchos años, no podrías hacer otra cosa en la que te fuera tan tan bien. Te dices que hay que ser realista. Hoy te cuento por qué esa jaula que se siente tan tan real, no existe y te ayudo a ponerte unas gafas que te darán una nueva perspectiva sobre el mundo y sobre ti.