Tu mente tiene la capacidad de elevarte al destino de gloria que Dios preparó para ti. Muchas veces queremos ver cambios en nuestras vidas, pero no hemos entendido que el cambio está en la medida en que transformemos nuestra manera de pensar. Dios nos diseñó para la grandeza y para alcanzar esto, debemos renovar cada día nuestra mente.

Tú eres el responsable del manejo que le das a tu mente. Cuida lo que hablas, lo que escuchas y lo que ves, porque esto alimenta tu alma. Debes llevar todo pensamiento contrario a la obediencia de Cristo y renovarlo con los pensamientos de Dios. ¿Y en qué te pide Dios que pienses? En todo lo bueno, justo, digno y de buen nombre.

¿En qué vas a poner tu mente? Recuerda que tu escogencia, determinará el fruto que recibirás. Tal como dice la Palabra de Dios, somos el resultado de lo que pensamos. Si utilizamos correctamente nuestra mente, ¡esta nos llevará a nuestro destino!