Sin dudas, todos nos hemos preguntado alguna vez por qué resulta que, para navidad, nuestras costumbres parecen tomarse un avión y aterrizar en cualquier lugar del mundo que se encuentre bien al norte del paralelo del ecuador, que divide en dos hemisferios el planeta. Y es entonces, donde los sureños, casi que sin pensarlo, nos convertimos en nórdicos humanos, que envueltos en pieles buscan calentar el cuerpo con comidas hipercalóricas que contrastan con la ensalada de frutas bien fría con una bocha de helado con que terminamos la velada. 
Y ahí es donde pone el ojo el recordado "Negro", para narrar magistralmente la historia que le ocurriera al "Gordo" Luis, durante una víspera de navidad en la calurosa Rosario. Sin dudas, esta historia es, además de desopilante, nos mantiene atentos, expectantes desde el primer segundo. Se las recomiendo especialmente, en estos tiempos donde todos procuramos encontrar una alegría para mantener la esperanza de volver a la vida normal.