En las últimas décadas ha habido una emergencia de las terapias dirigidas (o moleculares) en todas las áreas de la medicina pero sobre todo en la oncología. A pesar de estar diseñados para ser más precisos que las quimioterapias tradicionales, estos tratamientos no están exentos de efectos adversos y la piel es uno de los órganos que más se ve afectada por los mismos. Iniciar a tiempo medidas de prevención y tratamiento pueden contribuir a mejorar la calidad de vida y asegurar la continuidad del tratamiento oncológico. 
Si querés conocer cómo detectar y prevenir estos efectos adversos, te invitamos a que escuches el siguiente podcast con la Dra Julia Riganti.