Sin agua, sin apenas nutrientes, con depredadores expectantes y temperaturas extremas que varían del día a la noche, los cactus han tenido que adaptar su morfología para poder vivir, y eso tiene su mérito. En el libro “El cactus de la felicidad”, su autora hace una interesante analogía entre esas increíbles plantas y las personas, afirmando que, como un cactus, una persona puede enfrentar las dificultades y FLORECER a pesar de las situaciones adversas de la vida. Te invito a que nos acompañes a la siguiente charla.

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