Amigos del mundo, enemigos de Dios. Ser mundano era un miedo bien arraigado en el corazón de quienes queríamos ser cristianos "de verdad". Era usual que pastores, líderes, ancianos, usaran ese adjetivo para dar a entender que uno estaba por fuera del corazón de Dios cuando uno hacía algo que a ellos les parecía que no debía hacerse. Tomarse una cerveza, bailar, escuchar un cierto tipo de música. 
Pero la palabra "mundano" o "mundo" tiene la característica de que uno puede enmarcar en ella lo que a uno se le venga en gana. Y entonces necesitamos acudir a los contextos, por lo menos y como base a los contextos literarios, para entender qué es lo que se estaba diciendo cuando los autores proponían ese concepto.  
Ya he escrito varias reflexiones acerca del tema mundo pero ninguna ha sido tan contundente como la que le leí hace un par de días a Miguel Pulido (alguien que aconsejo que busquen y que sigan, alguien que está diciendo cosas que hay que escuchar).

---

Send in a voice message: https://anchor.fm/teocotidiana/message