Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Impresiones a Colores: QUINCE AÑOS DESPUÉS
Impresiones a Colores: QUINCE AÑOS DESPUÉS
Impresiones a Colores: QUINCE AÑOS DESPUÉS
Libro electrónico573 páginas6 horas

Impresiones a Colores: QUINCE AÑOS DESPUÉS

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Es una secuela de libros que documentan la vida del autor de los últimos treinta y cinco años de vida, es probablemente un libro de corte autobiográfico exponiendo ensalzadamente momentos triviales en acontecimientos monumentales, a fin de dar cuenta de que la cotidianeidad es la base de lo fenomenal; son libros centrados en la vida en familia, en lo social, en lo comunitario y en la vida trivial de los personajes del teatro de la vida.

Me atrevo a hacer un recorrido no lineal, exponiéndome a la única libertad que tenemos, volar y desde arriba permitir que la poesía y la prosa descubran sensaciones que me transcurren; en estos momentos me declaro totalmente dadaísta muy al estilo Tzara cuando inventa los sonidos del “hombre aproximativo” o al surrealismo y al abstraccionismo de la “composición 8” o Kandinsky o francamente en las “deformaciones del tiempo” que Dalí no descuida. Lo vimos en el Museo del Jade en Costa Rica.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento14 mar 2024
ISBN9781506552712
Impresiones a Colores: QUINCE AÑOS DESPUÉS
Autor

Xelhua Rodé

Xelhua Rodé (1963), mexicano de la Ciudad de México (CdMx). Ha vivido prácticamente toda su vida en el Bajío del altiplano, en Guanajuato; privilegiado por sus montañas, por su cielo, por sus callejuelas que se ven interrumpidas por la vida taciturna, muy cotidiana por los senderos de herradura y adoquín que dan aspecto prismático del tiempo. Su ejercicio profesional le ha permitido ver la realidad social, rural y urbana de una América Latina no siempre hermosa y, sobre todo, de los sistemas sociales desfigurados que pujantemente se asoman a pesar de los afilados responsables que los aplastan. “+Quince años Después. +60 Impresiones a Colores. +Un día con Daniel Lanuza” es una secuencia de impresiones no cronológicas ni ordenadas por ninguna importancia, solamente están dispuestas por año y mes de haberse escrito; como la primera de esta secuela que hacen un vuelco por la temporalidad y que, se sitúan en la narrativa local y en la poesía que define el realismo narrativo, a veces surrealismo imaginativo de Xelhua Rodé. Son un intento del expresionismo que relatan momentos muy humanos y muy sociales, a veces muy familiares; exactamente en las poéticas palabras de la generación del 98, de Antonio Machado, en lo esencial de la heterogeneidad del ser, como la incurable otredad que padece lo uno; realidades que miran hacia la comunidad familiar, a lo naturalmente esencial; a los ambientes pueblerinos de la vida latinoamericana; de lo localista a lo mundialista que significa México y sus espacios: indigenismo, humanismo y coloquialismo de la urdimbre humana.

Relacionado con Impresiones a Colores

Libros electrónicos relacionados

Poesía para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Impresiones a Colores

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Impresiones a Colores - Xelhua Rodé

    Impresiones

    A COLORES

    Quince años después

    UN DÍA CON DANIEL LANUZA

    XELHUA RODÉ

    Copyright © 2024 por Karyna Lanuza Hernández.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, acontecimientos, o lugares es pura coincidencia.

    Fotografía cubierta y contracubierta:

    Karyna Lanuza, 2022. Parque de Villas de Moroleón, calle 119. Guanajuato.

    Karyna Lanuza, 2024. Jardín Secreto, calle Ignacio Rocha 5. Los Alcaldes. Guanajuato.

    Fotografías interiores:

    Alicia Hernández, pp. 57, 60, 195, 248, 255, 325.

    Archivo familiar, pp. 96, 309.

    Arturo García, p. 319.

    Carl Jankay, p. 111.

    Carlos Guzmán, p. 222.

    Christina Lanuza, p. 238.

    Daniel Lanuza, pp. 186, 262, 273, 293.

    Iliana García, p. 341.

    Karyna Lanuza, pp. 113, 189, 232.

    Diseño de la cubierta y contracubierta:

    Karyna Lanuza, 2024.

    Cuidado editorial:

    Maicol Ortiz / Palibrio

    Printed in the United States of America

    Impreso en los Estados Unidos de América del Norte

    Información de la imprenta disponible en la última página.

    Fecha de revisión: 29/02/2024

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    857485

    ÍNDICE

    QUÉ SON IMPRESIONES A COLORES

    Prólogo

    Prefacio

    Xelhua Rodé

    ATENEO

    La palabra como método

    El tercer espacio de discusión

    Epístola 1: Disertación

    Epístola 2: Los graduados

    Epístola 3: La maestra

    PROSA POÉTICA

    Simplemente ayer

    Nota del 9

    Nota del 10

    Volverse a Neruda y veinticinco millones

    A mi compañera de viaje 1

    A mi compañera de viaje 2

    Quisiera escribir estos versos

    Una razón de mi viaje

    Otra razón de mi viaje

    Epístola 5: ¿Qué pasa?

    Epístola 6: La pareja

    En búsqueda de la unidad primigenia: el dos

    Muñequita de rizos

    Inventando una patria

    Oryón y Kenya

    Epístola 7: Sinfonía de los juguetes

    Epístola 8: Manos mágicas de mamá

    CUESTIÓN DE MUJERES

    Camila

    Fernanda

    Frida

    Madrid

    Laura

    Flora

    Ingeborg

    Karyna

    Christine

    EL SECRETO

    Recordar II

    Recordar III

    Recordar IV

    Recordar V

    Recordar VI

    BLASONES REFLEXIVOS

    Magie

    Magia

    Homenaje a nuestros padres

    Chronophopia

    Ya no somos los de antes

    Almanaque de un año especial

    Epístola 9: Patricia

    Menoscabo y fruto

    Covid-2019

    La pérgola de la terraza

    Hacer nuevo lo nuevo

    Mi simple legado en palabras

    Las mujeres

    Oikos: los sonidos que regresan

    A veces estatura

    Autorretrato

    La maquinita de arriba

    Generosidad estelar

    Un acto de fe

    Allá mia guida, il padrino

    10 de enero

    David

    La Confirmación

    BON APPETIT

    Platos de amor

    Argentísimo, Garupá

    Mamá Lupe

    Turismo enológico

    Cosechando triticum

    Cosechando centli

    WALKING HERE & THERE

    Pinal de Amoles

    Chichén Ítza

    Monumento a la Independencia

    La Torre

    La Alameda

    El Caballero del Jade

    La Tica de antaño

    Antigua

    EL JARDÍN SECRETO II

    Una Navidad de contrición

    Las líneas del Jardín Secreto\

    Juramento

    Oración

    Sequía: un cuento viejo

    Mañana es Nochebuena

    A veces

    Sobre el perdón

    Los secretos de las donas de Navidad

    AD ASTRA

    José A. (2008)

    Ciudad de México y París

    Industria petrolera

    Academia

    Profesión

    Pensamiento

    Publicaciones y traducciones

    Nick (2016)

    Papá Toño (2018)

    Tres propósitos

    Profesión

    Deporte

    Filantropía

    José Chanes (2019)

    Athena (2020)

    Mela (2020)

    Jorge (2021)

    Felipe (2022)

    Nihua (2023)

    La Rosa y El Unicornio

    Desde mis ojos

    Alemania, época de marcas mundiales

    México y Guanajuato

    Mis padres y José A.

    Su trabajo

    Pensamiento

    IN VITAM

    Diemecke

    Francisca Elías

    Nora Maritza

    ABALORIOS DE AGUA

    El terrible caso de Javier Sicilia

    Francisco I. Madero

    Gobiernos ochenteros

    Zaha Hadid

    ¿Cambio Climático?

    México en Marsella

    La Roma de Cuarón

    El Guasón, el hombre que ríe olvidado

    De Rosenzweig a Rodé

    Igualdad entre géneros: Agenda 2030

    La idea de municipalizar al gobierno pospandemia

    La masacre del 46

    ¿Para qué votar?

    MÁXIMAS Y MÍNIMOS

    Agradecimientos

    Debo un profundo agradecimiento a:

    A los que ya no están con nosotros.

    A los que sí están con nosotros.

    Gracias Alice, mi adorada esposa; gracias Karyna, mi hija bellamente encantadora, mi nietecita Kayra, la muñequita de rizos que me sonríe cuando me ve; a mi madre, Inge, quien ya no está conmigo y estaba fascinada por mis palabras, me lo decía cuando platicábamos; ellas son la concreción de los mágicos momentos de esta cultura de family gourmet, por recrearme el instante de soñar y estar siempre presentes en mi vida. A mis padres quienes me siguen los pasos desde otra dimensión, de quienes aprendí mucho acerca de ésto. A Quitina, mi hermana mayor quien me ha cuidado desde que yo era pequeño y lo sigue haciendo. A David, mi hermano, que ha nutrido buena parte de éstos. A Laura y a Maritza, quienes son como mis hermanas.

    A Alberto Loyola y Maicol Ortiz

    Author Solutions Incorporated

    Bloomington, Indiana

    https://www.authorsolutions.com

    +QUINCE AÑOS DESPUÉS Y

    +de 60 Impresiones a Colores

    QUÉ SON IMPRESIONES A COLORES

    Prólogo

    Fueron los libros los que me hicieron sentir que

    tal vez no estaba completamente solo.

    Confucio

    (479 a.C.)

    Es una secuela de libros que ilustran la vida del autor de los últimos treinta años de vida, es probablemente un libro de corte autobiográfico exponiendo ensalzadamente momentos triviales en acontecimientos monumentales, a fin de dar cuenta de que la cotidianeidad es la base de lo fenomenal; son libros centrados en la vida en familia, en lo social, en lo comunitario y en la insignificancia del teatro de la vida y sus personajes más cercanos. No intenta hacer de la vida un laboratorio de ciencias sociales, no; tampoco es un libro de corte filosófico que intenta hacer reflexiones arduas sobre la nada o sobre el todo; es un conjunto de hojas y páginas que revelan pasajes simples ante los contrastes no rítmicos de un estilo de vida hacia la construcción del Ser por encima del Tener. Simplemente es la explosión de ideas fútiles que dan sentido a la vida y con ella, una sonrisa, un recuerdo, una postal; precisamente comprendiendo el confucianismo como doctrina filosófica como base intelectual y emocional: los valores humanos deben armonizar la familia, los ciclos sociales y sus entornos; en otras palabras, estar bien moralmente con la ley del Cielo. Tampoco es un manual de superación personal ni guía de ética social y humanista. Sí es un compendio de pasajes humanos, familiares y sociales que buscan este orden ético que recuerdan el humanismo del que somos responsables y con ello, una sólida moral de carácter familiar.

    El primero de los libros: Impresiones a Colores, las Líneas de México y del Tiempo publicado en el 2012 por Palibrio de Pinguin Books y Random House, casa editorial para autores independientes con sede en Bloomington, Indiana de los EE.UU. permitió que llegara a las manos de los lectores que tienen el mismo sentido humano; este segundo libro, es una recopilación de relatos que tienen el mismo rumbo que el anterior, salvo que ahora contienen episodios mucho más elaborados y mucho más centrados en los personajes del primer libro y se unen a otros que tienen relevancia en la vida local, así también, a otros que contribuyen sustancialmente en el devenir de la vida del autor.

    Bajo esta tónica, hay que recordar algunas estrofas del sevillano Antonio Machado, inmortalizadas por Joan M. Serrat, el barcelonés de origen y amante del ‘modernismo’ de los Campos de Castilla (1912) nos recuerda lo siguiente:

    ‘Caminante, son tus huellas

    el camino y nada más;

    caminante, no hay camino,

    se hace camino al andar. […]’

    Con estos cuatro versos hace que el camino lo dejemos atrás y nada más, es una especie de gerundio: viviendo. Hoy es hoy y hoy será noticia de un mañana que habrá de quedar en la senda de lo andado; hoy es un día rico, mañana puede ser uno igualmente fantástico, ya que la huella del camino andado nos permite recordar lo que hicimos y nada más.

    Definitivamente, es una obra dentro del campo de la narrativa. Es experiencial y nada más empírico como humano y literatura hasta la fotografía. No mencionar a las personas más cercanas a mi vida sería un desperdicio contra natura; estos grandes personajes juegan esencialmente en estas páginas del teatro de la vida y que componen esta vida tan tuya como mía, en una misma. Están llenos de lo mucho que falta entre nosotros: soñar. Soñemos pues.

    Es una obra compuesta por trece partes: una parte es una narrativa simplista, en que se recogen los momentos humanos de mi familia como el principal teatro de vida, enalteciendo los mejores momentos; buscando cuidadosamente ver que éstos sean los actores preferidos de esta lectura, junto con los problemas pocas veces revisados y que se viven cotidianamente, en esta parte se recoge mi vida como autor, como hombre social y como ser humano que siente. En un segundo plano, se capitulan las tristes eventualidades de la vida mediante remembranzas que hacen énfasis en la gran importancia de la vida familiar, tema agudo. Otra sección está dedicada a la poesía libre, intentando no sustraerse del entorno siempre vívido del que escribe. La vida cotidiana es espontánea y en ella me invento, recreándome en ejercicios de letra, de versificación; y de aprender de los problemas sociales y de la importancia familiar. Mi familia.

    Intento acercarme y ser sensible mediante un viaje sincrético, volátil y sensacional que me hace un autor enriquecido por la cotidianeidad, dando paso al relato, haciendo un vuelco fundamental que se describe inicialmente en las ‘líneas del tiempo’ y el gran sentido humano, familiar, social.

    Intento recordar a Bertolt Brecht por mi madre en el teatro antiaristotélico y el destino del hombre es el hombre y no el destino mismo fuera del hombre, me encanta esta idea –aparentemente repleta de cinismo− de imaginar el ‘destino en manos del hombre’. Bienvenidos a: +Quince años Después, +60 Impresiones a Colores. +Un Día con Daniel Lanuza.

    Hace treinta años que empecé escribiendo Impresiones a Colores, el primero de ellos se publicó hace doce años y ahora años más tarde, se reúnen estas secuencias de vida de los personajes más importantes que siguen impactando la vida del que escribe. Llevando y trayendo caminos de terracería como hace más de treinta años. Escribiendo, aprendí a escribir, aprendí lo importante que es leer y escribir, escribir bien es lo que hace que la gente hable distinguidamente. Una forma de trascender la historia de uno mismo, dejando atrás en sendas y letras que más adelante otros se enterarán.

    Daniel Lanuza

    Noviembre de 2023

    Prefacio

    Cuando le pedí a Felipe González (1947-2022 Ω) que me leyera, se animó tanto que me dijo: −yo te escribo un pequeño prefacio¹ sobre lo leído−, ésto claro si yo estaba de acuerdo; rápidamente asentí y por supuesto que acepté con mucha pompa.

    Felipe es un hombre que me conoce de toda la vida y no hay nada que no sepa, un hombre cabal, entero y excelente conversador, su cultura me rebasa y tiene la sensibilidad para comprender la realidad social que tenemos. Cuando me casé, él fue el primero en hacerme sentir que el matrimonio tiene sus bemoles y que el hecho de tener hijos es la experiencia más rica, la mejor de todas. Y así fue. Entonces le mostré algunos bocetos de mis letras que más tarde los hice pequeños intentos literarios, poesía y de mis ejercicios para inmortalizar mi paso de ésto de ser padre de familia, hijo y esposo.

    Y esto fue lo que escribió en Paxtitlán², el cual reproduzco solemnemente para ti lector:

    Una historia de amor tiene su culminación en la obra que está aquí en tus manos. Los protagonistas: un padre y su hija. El autor desarrolla la historia de sus vivencias comunes con el ser que vino a él para ponerse a su cuidado. Nos relata con entusiasmo sus anécdotas, intensas aspiraciones de vida y de existencia; nos sitúa junto con él en terrenos de la convivencia diaria, del cotidiano devenir; de esa vida familiar que todos pasamos como algo natural y hasta inadvertido, pero que Rodé recoge aquí devotamente como un acontecimiento trascendente.

    Historia de amor que rebasa el marco de lo meramente formal, y recorre las fronteras con lo irreal. La vida de la familia de Rodé adquiere una intensidad importante, una relevancia que intensifica cada instante, una conciencia del momento que colindan con lo mágico de la existencia.

    El otro vértice del triángulo, la compañera y madre, obtiene su cabal reconocimiento en su correspondiente consideración, Rodé entiende que la mujer es su compañera de viaje por la vida. La historia de amor se complementa, se equilibra, se difunde y se comunica hacia todas las ramas de la red de comprensión, afecto y solidaridad. El canto a la compañera rubrica, agradece y ensalza, esa trinidad familiar con nostalgias de trascendencia.

    El padre y compañero sublima su cantar en poemas de luminosa exaltación, busca agradar a los suyos, a sus lectores, a la vida, a la divinidad que lo ha provisto de todo lo que describe, que lo permite darse cuenta del regalo que ha recibido, que le permite tener conciencia de lo maravilloso que es vivir y tener algo que ofrecer a los demás. Y sobre todo que le permite un lenguaje capaz de expresar su júbilo, su agradecimiento y su alegría por el pequeño pedazo de luz, de aire y de amor que le ha tocado usufructuar.

    Aprendamos, estimado lector, a gozar de lo poco-mucho que obtuvimos cada quién, con el sólo hecho de vivir y respirar. Aprendamos con Rodé a extraer de nuestras vidas hasta el último vapor de la generosidad divina, que nos tiene palpitando aquí y ahora.

    por Felipe González (1947-2022 Ω)

    En algún momento de 1996

    Xelhua Rodé

    Amarse a uno mismo es el comienzo

    de un romance de toda la vida.

    Oscar Wilde

    (1900)

    Por dónde empezar, por Xelhua, por mi padre, amante éste de las cosas mexicanas, de la Mesoamérica precolombina. Es él, José A. Lanuza, quien hace el recorrido por el gigantismo del nahualismo e hiciera de ‘Cholula el Cerro de Tierra’, un sitio maravilloso después del legendario y mítico diluvio, en Puebla de talavera; es el segundo nombre y seudónimo; por ello Xelhua. Mis padres me lo dieron. Alice y yo estuvimos haciendo el recorrido geográfico por Cholula, precisamente para esta confirmación. Rodé viene de Rode (sin acento agudo) y así del Rosensweig que se deforma y se produce el gálico Rodé por mi madre que se impone debido al régimen alemán de ese 1933, del apellido Rosensweig muy judío del Imperio Austrohúngaro.

    Soy mexicano, soy Daniel Lanuza también, nací en la Ciudad de México, cuando el presidente López Mateos (1963) ganó el famoso litigio contra los EE.UU.; ‘El Chamizal’, éste se volvió una fábula de la política mexicana. Quiero hacer este intento, describiéndome de cómo surge Xelhua Rodé:

    Daniel Lanuza conoció a Xelhua Rodé hace apenas unas décadas. Probablemente en el invierno de 1974, fue en Guanajuato; seguramente impulsado por el amigo de la familia: Felipe González. Tendría a la sazón unos 10 u 11 años. Flacucho él, un tanto despeinado y poco desalineado en su persona, una playera blanca desfajada y pantalón a cuadros púrpura; su vestimenta a la moda anglosajona. Tenía poco que se había venido con su familia a esta ciudad de Guanajuato. Me platicó que era de la Colonia del Valle en México, del entonces Distrito Federal. Hizo varios intentos por escribir cosas triviales y fantásticas al mismo tiempo. Grandemente influido por Jules G. Verne y por Herbert G. Wells. Le encantaba el futurismo, decía él.

    Sus amigos, muy pocos, más bien ninguno, salvo algunos que lo fueron juntando a los juegos de niños. Y nada más […]. Ha vivido más de la mitad de su vida en provincia, aquí en Guanajuato; un pueblo del altiplano mexicano y del Bajío, privilegiado en muchos sentidos: por sus montañas, por su cielo, por su sol, por su Universidad, por sus museos, callejuelas y escalinatas que se ven interrumpidas por la vida taciturna, muy cotidiana; a veces aburrida por sus adoquines; pocas veces citadina y de herradura en pórfido que da aspecto prismático a las ‘líneas del tiempo’; inevitable y sobre todo colonialista; decorándose por el siglo XXI de manera atropellada. Así es Guanajuato, encantadora y provocadora ciudad de muchas cosas, como escribir las Impresiones a Colores. En esta ciudad conoció a los que han dado un pedazo de su vida para que él, sea hoy quien es, como lo dice Giovanni Sartori cuando alude a ésto de crecer e identificarse con lo ‘social’ […].

    A Guanajuato no se le escapan los grandes contrastes humanos y sociales que vuelven riqueza y pobreza, está igual que otras entidades federativas que esforzadamente su gente intenta salir de la hendidura, y pareciera que las ‘secretas raíces’, son en efecto una atadura muy ligada a las características de la esencia individualista del mexicano, magistralmente revisadas en el ‘Laberinto de la Soledad’. Octavio Paz, enfatiza el ‘armazón de la espiritualidad en ese sabernos solos desde que nacemos’, ya adultos terminamos la vida en la misma soledad de otrora época. Así traslapamos la marginación ciudadanizada y familiar como lo esencial de las tradiciones humanas. Y la vida en Guanajuato no es diferente.

    Así, Daniel Lanuza y Xelhua Rodé conviven en un día. Probablemente un día en más de 60 Impresiones a Colores.

    ATENEO

    La palabra como método

    Cuando el alumno está preparado,

    aparece el maestro.

    Proverbio Zen

    Las palabras pueden ser como los rayos X:

    si se emplean adecuadamente,

    pasan a través de todo.

    Aldous L. Huxley

    (1963)

    De los fenómenos educativos más espectaculares que he vivido y que me han sorprendido favorablemente, en este ejercicio puro de enseñar a alumnos que están dispuestos a aprender algo, al menos en mi experiencia de estos últimos treinta y pico de años; fue cierta ocasión que pude ayudar a un chico con su materia de matemáticas III ya que, no la había aprobado en su examen final del tercer nivel de secundaria (noveno grado de básica). A petición de una tía, conocida de Alice y mía es que hizo contacto con nosotros para buscar apoyo intelectual para su sobrino y moral también, estaba muy acongojada por la zozobra del chamaco y es que, se hallaban en la encrucijada de sus estudios: el cómo es posible que el adolescente se ubicara en esta situación, después de haber sido ya admitido al nivel siguiente. En México la educación es un privilegio más que otra cosa. Una verdadera paradoja a todas luces. Seguramente en otras latitudes ocurren condiciones y anécdotas semejantes.

    El éxito de una buena nota en el examen preordinario, es decir, en la tercera oportunidad que un alumno tiene derecho, es lograr al menos 7.0, cualquier decimal arriba es vanidad, dirían los estudiantes mexicanos en esa condición. De no recibir una nota aprobatoria, entonces, el alumno tiene que hacer otra vez la materia y ello implica quedarse en el nivel anterior y no estar en condiciones de seguir adelante, hasta no tener la competencia favorable. Para el caso de Lalo, un joven de unos 16 años, sobrino de una mujer conocida de la ciudad, sus riesgos se habían incrementado ya que, el pase al bachillerato estaba en firme después de su examen de admisión y, todavía tenía una deuda escolar de noveno: Matemáticas III. Además, su ingreso al nivel inmediato siguiente estaba condicionado por la materia, de no aprobarla se rezagaría un año; lo que implicaba a los padres de familia y al propio Lalo un momento decisivo para hacer estudios profundos y exhaustivos a fin de lograr una nota aprobatoria en su tercera opción y así, continuar con sus estudios; de modo que, era todo un reto para el joven y para mí obviamente, ya que Mate-III no era precisamente una de mis fortalezas: trigonometría, productos notables, factorización, álgebra y la revuelta entre números y letras que no estaban de mí lado haciendo ecuaciones de diferentes órdenes, yo mismo fui víctima de esos entreverados problemas lógicos y aritméticos, sino hubiera sido por David, mi hermano, quien me ayudó a transitar por esos años feos, no sólo en matemáticas, sino en todas las diferentes materias de aquellos ayeres positivistas de la escuela.

    Acepté ayudar al niño con desafíos y un poco a regañadientes, no obstante, a mis desagradables recuerdos. Después de una ardua dedicación, el joven fue exitoso con la nota aprobatoria y, más que con mi intervención decidida, fue con el método de las palabras aplicado y con ello, la disciplina para conseguir el anhelado punto y así, un certificado total de estudios concluidos de su educación básica. Me parece recordar al líder de los negocios americanos, Robert Kiyosaki, recomienda: Si deseas ser un líder, necesitas ser el amo de las palabras.

    En efecto, fue un mes de trabajo continuo de varias horas de al menos tres días por semana a la mesa del comedor de su hogar. Salía de mi trabajo como funcionario público, comía en casa y tomaba mi coche para irme a sentar a esa mesa setentera del comedor amplio, para estudiar con el jovenazo, quien ya me esperaba con una taza humeante, parte del acuerdo: un café, lápices con punta, sacapuntas, hojas blancas y libros de su escuela; mucha disposición de su parte y de la mía. Así, nos entregábamos unas tres o cuatro horas para revisar y a resolver problemas de matemáticas. Mi primera indagatoria con el chico fue la siguiente, apenas me hube instalado en una silla que hace juego con el comedor de mérito:

    -A ver Lalo, vamos a ver: de todo esto que tienes sobre la mesa, entre papeles, libros, temario, documentos, álgebra y más fórmulas y todo: ¿Cuánto sabes?, separa lo que sabes de lo que no sabes. -Instruí con cautela, yo no conocía al chico. -Tienes un año de estudios de álgebra de tu noveno año -seguí comentado: ¿estás de acuerdo Lalo? Okay, -ahora dime, de este grupo de documentos, que es el que más sabes, sepáralo en dos partes, de lo que mejor que sabes contra lo que menos sabes, pero aun así lo sabes bien-. El chico en silencio y perplejo hizo todas las indicaciones, estaba como todos los jóvenes de su edad, acostumbrados a seguir instrucciones como soldaditos.

    Entonces la propuesta es la siguiente, le dije a Lalo: -de este "tambache³ de papel que es lo mejor que sabes es donde centraremos nuestra atención, lo demás ni lo volteemos a ver-. Lalo me miró en forma inquisitoria y con pocos argumentos: -pero maestro-, -se dirigió a mí con respeto; -lo que nos importa es lo que no sé, lo que sé ni para qué-. Dijo bajo una lógica incuestionable. Yo había planteado un sofisma. -Pues sí Lalo, pero-, -veamos otra lógica que nos permita ser asertivos: la calificación mínima para aprobar es 7.0, tu reprobaste con 6.5 o poco menos, según me dijiste; quiere decir que debemos trabajar por al menos 0.5, a fin de conseguir el 7.0, nota aprobatoria y ya. Lo que no lograste conseguir en un año, menos lo vas a lograr en 3 ó 4 semanas, de modo que esta es la propuesta-. -Fortalezcamos lo mejor que sabes y así lograrás el 7.0.- -Dije yo con cierta convicción, invitando a Lalo a jugar un nuevo juego de esperanza escolar"-. Era un cambio de paradigma.

    Nos pusimos a jugar y las horas se nos fueron, antes de ésto, tres reglas agregué a mi propuesta para Lalo a sus 16 años, quien me observaba como si nunca hubiera visto un adulto, muy atento, incrédulo y hasta desconfiado y le recordé los preceptos para iniciar: 1). Café, lápices, libros y papel blanco; 2). Soy Daniel, no soy tu maestro ni me hablas de usted, soy simplemente Daniel, un compañerito tuyo y más colega que otra cosa; y, 3). Tú me orientas de cómo debo resolver, los problemas de álgebra, cuando se me atoren las fórmulas y los números que me vuelvan estrábico.

    Efectivamente René Descartes tiene razón quien no era educador ni pedagogo, pero sí un extraordinario pensador y por ello filósofo-matemático, de los grandes del siglo XVII. Yo me había convertido después de muchos años de trabajo docente, sin serlo, no en educador ni en un pedagogo, pero sí en un tlamatini, en la estatura y en la voz náhuatl, en la lengua primigenia de México, es decir, en un: sabedor de algo que hay que compartir: un anhelo realmente interesante para inducir conocimiento desde las palabras y con ello algún tipo de aprendizaje. Una revuelta de varias cosas a fin de llegar a los más codiciados de los milagros humanos: aprender.

    En mi opinión estaban ocurriendo varias cosas por demás fantásticas: dos métodos aplicados y la ruptura de paradigmas, estaba yo haciendo un ejercicio pedagógico y didáctico. Poniendo sobre la mesa la premisa del primer método, el cartesiano consistente en el escepticismo metodológico: dudar y así poner en marcha algunos pasos metodológicos del filósofo: divide el problema en la mayor parte de sus segmentos; ir de lo más simple a lo más complejo y hacer tantas revisiones como sea posible para asegurar un resultado asertivo y matemático.

    Y, del segundo método, ahora sí de carácter pedagógico: el lancasteriano o monitorial, el de Joseph Lancaster de fines del siglo XVIII; es decir, el alumno que más sepa, enseña al que menos sepa y con ello logré la condición de estudiante frente a Lalo. Dos métodos más viejos que el mundo en una mesa de comedor en una casa setentera del Guanajuato del siglo XXI. Sencillamente fabuloso. En las palabras de la educadora chilena, Gabriela Mistral, por primera vez en mi vida adulta como académico anticuado, mis días más felices fueron aquellos que me hicieron sabio: un tlamatini.

    Efectivamente en varios de los códices del México antiguo aparece la figura del temachtiani, el maestro, cuyos atributos coinciden en muchos aspectos con los de otro personaje que se idealiza en varios textos en náhuatl de la antigua tradición mexicana. Este personaje es el tlamatini, el sabio. Una de las culturas aun presente desde hace siglos, del México indígena a la fecha y que nos dejan un importante legado conocido como la antigua palabra, huehuetlahtolli, el cual consta de un gran conjunto de discursos y enseñanzas que son fruto de la misma cultura primigenia. Padres y madres, maestros y maestras, para educar a sus hijos y estudiantes les transmiten estos mensajes de sabiduría a sus descendientes.

    A la vuelta de unas semanas, cuando ya se había terminado todo este proceso metodológico a fin de lograr el puntaje buscado, me habló por teléfono, para decirme con gusto que había obtenido 8.5 y que me agradecía mi ayuda y soporte durante esas horas de trabajo sistemático. Y yo por supuesto, la agradecí también por sus enseñanzas en Mate-III, gracias a él pude recordar aquellos rebuscados planteamientos algebraicos para resolver lo que a la fecha no sé: ¿para qué sirven los productos notables o en qué me aportan a mi vida profesional?

    Colgué el teléfono y me dije: la diferencia entre el fracaso y el éxito está en el método o falta de éste. Otra vez concluí que Descartes y Lancaster tienen razón a cuatrocientos años de distancia; sin embargo, descubro a un físico cuántico norteamericano y nanotecnólogo de mediados del siglo XX, Richard Feynman (1988), especialista en el helio líquido y en la física de partículas de la Universidad de Princeton, quien expuso su muy famoso método que lleva su apellido, consistente en los pasos siguientes, muy cartesianos: lee lo que quieres aprender, explícalo de la mejor forma posible, revísalo y vuélvelo a explicar y así otra vez revísalo, hasta que lo aprendas. Lalo puso en práctica el método Feynman sin darse cuenta. En unas cuantas semanas cuatro métodos que estuvieron sincréticamente en ejercicio y fue todo un éxito: monitorear la duda mediante la palabra a fin de reexplicar la duda; no así, el álgebra por el que estábamos reunidos en el comedor de su casa. Toda una experiencia educativa, digna del Calmécac con su noble función.

    Junio de 2017

    El tercer espacio de discusión

    Existe la inmensa alegría de vivir y de ser justos,

    pero ante todo existe la inmensa alegría de servir.

    Gabriela Mistral

    (1945)

    El otro día, una tarde muy calurosa estábamos en clase embebidos en arquetipos debido a un ejercicio de carácter introspectivo, mi propuesta fue llevar a los estudiantes por algún sendero de autorreflexión a fin de definir cuál es la expectativa profesional cuando terminaran sus estudios superiores; hicimos un ejercicio juntos, mis alumnos y yo: Saraí, una chica sentada allá atrás en el salón de clase, perspicaz, interesada y alerta; después de haber leído y hecho su parte según el ejercicio que Mayra, otra de las entusiastas alumnas y bien motivadas, permitieron exponer conceptos que para ambas fueran interesantes desde su posición y con ello es que, surgieron los "arquetipos⁵".

    La primera de las estudiantes, Saraí, provocó la sensación original de compartir con sus compañeros, algunos designios que justamente surgieron por el correr de las palabras de Daniel Lanuza en el salón de clase y al son de las ya muchas disertaciones en aula; ellas, ambas gustosas estimularon y cautivaron a más de alguno de los estudiantes para exponer una amplia reflexión muy bien pensada desde sus letras y propias introspecciones.

    Es así, que este relato surge y ofrece una reflexión por la exploración pedagógica que pudiera construir algo de pensamiento crítico y con ello, Daniel, el profesor, después de haber escuchado a todos por igual, al final de éstos, éste leyera ante sus discentes lo que él había reflexionado a fin de contribuir con éstos como un ejercicio completo, Daniel inició así:

    No soy de aquí. No decidí llegar a esta ciudad por decisión propia, fue fortuito, me parece. Tengo muchas experiencias que me han forjado en el aquí y en el ahora de mí vida. Vengo de un pasado diferente en varios sentidos, probablemente de un devenir seguido por un sendero de asperezas. Según Carl G. Jung define en doce ‘arquetipos⁶’ la personalidad humana en esta visión de crecimiento a partir de ellos es cómo nos construimos y superamos nuestro medio psicosocial, las adversidades, los miedos y las soledades; bajo esta tónica; tengo dos que se empecinan a darme forma, tienen mucha mayor prelación que cualquiera de los arquetipos que propone Jung en la idea platónica: soy amante y mago. Me defino según Jung.

    Buena parte de éstos y de mis enterezas apuntan hacia esta capacidad mía de amar y de agregar magia o de volver mágico a mi hacer diario: decididamente me encanta el futuro, soy bastante espontáneo, soñador y fantástico, dadaísta y no convencional; me sublima imaginarme haciendo cosas o viéndome en esas tesituras, hechos por mí y para mí, -por ejemplo-: me maravilla darme cuenta que mucho de lo que soy hoy, viene del futurismo de ayer, cuando apenas andaba vislumbrando lo que hoy sería: mi familia, mis perros, mi casa y mis amistades, mi profesión: la docencia, la academia y la investigación de la cosa pública. Los personajes que he construido y decidido moldear con imaginación e inteligencia, que me han contribuido en mucho a esto que soy: una dialéctica vivencial.

    También ‘escribir’ en mis ociosidades que me han provocado un espacio insospechado de aventura hacia mi Ser que, ha generado en mucho, en lo que es esencialmente importante para mi espíritu, el cual es muy libre y ahora más de lo que era, cuando antaño, en mis mocedades me veía frente a la ‘maquinita lettera Olivetti’ que Alice, mi esposa, había regalado con amor para contribuir a mis juguetes de pensamiento; de esto hace poco menos de veinticinco años, no pensé que se volvería un espacio para mis diálogos, un tercer espacio de convivencia y de conciencia.

    Hoy me veo más libre y menos atado, hoy mi pensamiento soberano y atrevido ha dejado atrás mi juventud cronológica, seduciéndome una nueva nostalgia juvenil que da principio a mi vida actual. Unos lo llaman madurez.

    En el curso de los años he ido aprendiendo que el "mago", transforma, contribuye al cambio, sueña con fantasías; que compartir es la parte humana que mejor se tiene, y mejor aun cuando no se tiene y que permite generar mágicamente otro escenario. Gracias a este principio arquetípico, se robustece el "amante". Este segundo, dedica tiempo a enamorarse de lo trivial, a veces de lo delicado; encuentro grandeza en lo pequeño y me fragilizo ante el gigantismo.

    Más allá de cualquier frontera personal que me estimule, me sensibilizo ante emociones propias y ajenas, soy delicadamente suspicaz: me derrito ante la miseria social y monetaria que los seres humanos viven: por ejemplo: veo una ‘niña abandonada’ en la marginación, sin vida y sin futuro concierne a mí desolación, que me lleva a estudiar esos fenómenos de la responsabilidad de Estado y conmiserarme hasta verme como mejor ser humano; lo mismo admirar la Vía Láctea, estrelladísima en el cielo nocturno de la Sierra Gorda, un día de invierno solitario por mi trabajo; lo mismo fascinarme por las inmaculadas palabras de García Márquez cuando describe el corazón de un padre y un hijo, unidos por el amor perpetuo que nostalgia su paso por la vida; o escuchar la vocecita de mi hija cuando me pide que le ayude en su eterna unión por estar conmigo o cuando escucho a mi encantadora esposa, dándome el beso matutino acompañado por un te amo poco antes de irme a trabajar; logran que mí día se convierta mágicamente en la gigantesca tarea de hacer el día el mejor de ellos; o cuando alguno de ustedes me dice: -"maestro, he encontrado en sus palabras un buen refugio para la tristeza que me azota"; es aquí donde el Mago se une con el Amante.

    Es aquí donde Daniel se reúne, se unifica con su esencia sin descuidar otros arquetipos: el Sabio, por ejemplo, para tomar decisiones prudentes y calladas, en el Rey Sabio en la praxis abrupta del Héroe (Guerrero) que argumenta la conquista diaria. En este sentido hoy me vuelvo un conquistador de mis propias ideas que comparto discretamente con gente que tienen interés selectivo por aceptarme en sus grupos o yo en decidir incluirme en el grupo.

    Sí, me he vuelto selectivo, me veo con gente que me interesa por sus contenidos, soy de la idea que el éxito viene del éxito y con ello su gente. Soy exitoso en los terrenos del desarrollismo, contrariamente al economicismo que me parece seducir por encima de otros modelos. El dinero para mí, es una necesidad puramente material –sí indispensable- que permite transitar los días e ir más allá, pero allá, lejos para unos y cerca de mí, junto a mí mismo, me veo en la grandeza que no está vinculada con el consumismo o del materialismo, para dar de mí lo mejor y a eso, le llamo desarrollo, soy grande como mi imaginación, pensamiento sin fronteras: libre y

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1