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LO QUE SE PERDIÓ EN LAS GUERRAS MUNDIALES
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Libro electrónico679 páginas10 horas

LO QUE SE PERDIÓ EN LAS GUERRAS MUNDIALES

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En el inicio de la Segunda Guerra Mundial, un tercio de la Alemania Oriental, incluyendo a Prusia del Este, fue cedido a Polonia y Rusia con el consentimiento de los cuatro aliados que gobernaban la Alemania bajo Ocupación - América, Inglaterra, Francia y Rusia. En el proceso, 14 millones de alemanes, que llamaban a esa área hogar, fueron expuls

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 ago 2023
ISBN9781961225336
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    LO QUE SE PERDIÓ EN LAS GUERRAS MUNDIALES - Hildegard Bruni

    Ebook_cvr.jpg

    Copyright © 2023 Hildegard Bonacker Bruni

    ISBN: 978-1-961225-31-2 (Paperback)

    978-1-961225-32-9 (Hardback)

    978-1-961225-33-6 (Ebook)

    All rights reserved. No part of this book may be reproduced or transmitted in any form or by any means, electronic or mechanical, including photocopying, recording, or by any information storage and retrieval system, without permission in writing from the copyright owner.

    The views expressed in this work are solely those of the author and do not necessarily reflect the views of the publisher, and the publisher disclaims any responsibility for them.

    Contents

    AGRADECIMIENTOS

    INTRODUCCIÓN

    CAPÍTULO 1 Breve Historia de Prusia

    CAPÍTULO 2 Primera Guerra Mundial

    CAPÍTULO 3 El Tratado de Versalles

    CAPÍTULO 4 República Alemana de Weimar

    CAPÍTULO 5 El inicio de mi Familia

    CAPÍTULO 6 El Tercer Reich

    CAPÍTULO 7 La vida en Casa

    CAPÍTULO 8 Escape de Prusia del Este

    CAPÍTULO 9 La Vida en Sophienhof

    CAPÍTULO 10 EVENTOS IMPORTANTES

    CAPÍTULO 11 MUDANZA Y VIDA EN ESSINGEN

    CAPÍTULO 12 INSCRIPCIÓN EN LA ESCUELA DE MEDICINA

    CAPÍTULO 13 PRIMERA POSICIÓN EN UNA CLÍNICA MÉDICA

    CAPÍTULO 14 VISITANDO A MI HERMANA MARTA

    CAPÍTULO 15 El tiempo en Hamburg

    CAPÍTULO 16 Viaje en Barco a Nueva York

    CAPÍTULO 17 Yendo a Chicago

    CAPÍTULO 18 Contrayendo Matrimonio con el Dr. Aldo Bruni

    CAPÍTULO 19 Mudanza a Lake Tahoe

    CAPÍTULO 20 La vida en San Carlos

    CAPÍTULO 21 La vida como Viuda

    CAPÍTULO 22 El Holocausto y otros Crímenes de Guerra

    CAPÍTULO 23 Crucero Báltico y Otras Visitas

    CAPÍTULO 24 Celebraciones Especiales

    CAPÍTULO 25 Mirando hacia atrás con Gratitud

    Notas Finales

    AGRADECIMIENTOS

    Quisiera expresar mucha gratitud a mi madre y a mi padre por criar a mis hermanos, hermanas y a mí con valores cristianos y morales elevados. Estoy agradecida con mis hermanos y hermanas y sus cónyuges por ayudarme a recordar cómo vivíamos en casa antes y durante la Segunda Guerra Mundial. También estoy agradecida con todas las personas que nos cobijaron y nos dieron comida durante nuestra huida de Prusia del Este y con los soldados que nos ayudaron y protegieron.

    Agradezco a mi difunto esposo, el Dr. Aldo R. Bruni, quien me amaba mucho y me ofreció un estilo de vida emocionante más allá de mis sueños. Atesoro el amor y el aliento de mi familia y estoy agradecida por los muchos amigos que conocí. Tengo el placer de reconocer la ayuda y amabilidad de mis amigos Kathryn Teitzel y David Long. Se tomaron el tiempo para leer y editar el manuscrito de mi libro, y su amor y amistad me han bendecido de muchas maneras.

    Doy las gracias a Joachim Vonhoff, un operador de radio de la Marina Mercante. Residió en Berlín después de la Segunda Guerra Mundial. Él también contribuyó a mi historia. También mi amiga, Ilse Stritzke, que vivía en Prusia del Este después de que los rusos reclamaran parte de ella. Me contó cómo los soldados rusos maltrataban a su familia.

    Sobre todo, agradezco a Dios que me perdonó la vida muchas veces y me permitió contar mi historia. A Él le doy toda la gloria y el honor por haberme protegido y guiado toda mi vida.

    Donde mi memoria se quedó corta, la imaginación tomó el relevo para completar los hechos con la ficción.

    INTRODUCCIÓN

    Mis padres, Gustav y Emilie (Schlikat) Bonacker, nacieron en Prusia del Este, al igual que sus cuatro hijas, Emma, Marta, Meta, Hildegard, y sus cuatro hijos, Georg, Edmund, Richard y Horst.

    Los antepasados de mi padre vivían en Francia antes de la persecución de los hugonotes durante los siglos XVI y XVII. El rey Luis XIV y la Iglesia católica consideraban a los protestantes una amenaza para su país. Algunos huyeron a Salzburgo, Austria. Más tarde, los antepasados de mi padre se reasentaron en Prusia del Este.

    Los antepasados de mi madre se remontan a la tribu prusiana original que vivía en una comuna junto al Mar Báltico. Mis antepasados prusianos cultivaban la fértil tierra, cazaban en los bosques y pescaban en los muchos lagos. Cada tribu hablaba un idioma diferente, pero todas practicaban la mitología pagana.

    Durante el siglo XIII, los caballeros teutónicos alemanes ayudaron al duque polaco Conrad de Mazovia en una cruzada contra estos prusianos paganos. Después de una batalla de cuarenta años, los cruzados ganaron la guerra. El duque polaco recompensó a los cruzados que querían quedarse en Prusia con una tierra llamada Rittergut (Estado del Caballero). Más tarde, los cruzados se casaron con los prusianos conquistados y desarrollaron un Estado alemán cristiano de libertad, justicia y profundo amor por su país y Dios.

    Mis abuelos maternos Jan August y Ana Schlikat, y mis padres crecieron durante la Primera Guerra Mundial, y sus ocho hijos durante la Segunda Guerra Mundial. Soportaron las tragedias de las dos guerras mundiales. En julio de 1944, mi padre fue reclutado por el ejército. El frente ruso se acercó rápidamente a la frontera con Prusia del Este y a nuestra ciudad natal de Wizajny. El 3 de agosto de 1944, el alcalde de nuestra localidad envió mensajeros a todos los vecinos, instándolos a escapar para evitar ser masacrados por el Ejército Rojo Ruso. Todas las personas debían reunirse en la plaza del pueblo a la mañana siguiente a las 9:00 a.m. Mamá no tuvo tiempo ni medios para avisar a nuestra hermana Marta, que trabajaba para la familia de un profesor en el cercano pueblo de Hellrau. Mamá emprendió un viaje de ocho meses en una carreta tirada por caballos con sus siete hijos. Horst, el hijo menor, tenía solo un año y nueve meses. Yo tenía siete años cuando empezamos nuestro viaje hacia el oeste sin un destino conocido. Soportamos diez semanas de un invierno muy frío, a veces siendo bombardeados. A menudo, pasamos hambre o nos enfermamos en el camino. Dormíamos en graneros, casas abandonadas, o en la carreta en los bosques o al borde de la carretera. Nos asentamos en Sophienhof, un enorme rancho en Schleswig Holstein, el 26 de marzo de 1945. Incluso allí, los británicos lanzaron bombas por la noche y los estadounidenses nos bombardearon durante el día. Vivíamos con el temor constante de que nos mataran. Un mes antes de que terminara la guerra, un grupo de soldados alemanes con prisioneros polacos se quedó en Sophienhof. Los soldados alemanes ayudaron a los civiles en todo lo que pudieron.

    Después de que los generales alemanes se rindieran el 7 de mayo de 1945, terminó la Segunda Guerra Mundial en Alemania. Desafortunadamente, según el Tratado de Potsdam, los aliados acordaron y cedieron la región norte de Prusia Oriental a Rusia y la parte sur a Polonia. Después de 700 años, la hermosa tierra fértil a lo largo del Mar Báltico con una rica herencia alemana ya no pertenecía a Alemania. Por lo tanto, Prusia Oriental desapareció con la Segunda Guerra Mundial para siempre.

    Mis padres vivieron bajo cuatro gobiernos diferentes. Nacieron durante la Monarquía del Kaiser Wilhelm II, durando hasta el final de la Primera Guerra Mundial en 1918. Respetaron al Kaiser y vivieron en paz y bien. Kaiser Wilhelm II solo ayudó a Austria, que comenzó la Primera Guerra Mundial luchando contra Serbia. Los aliados declararon al Kaiser Wilhelm II culpable de crímenes de guerra y lo obligaron a abdicar y huir a Holanda. Después de la Primera Guerra Mundial, la República de Weimar existió desde 1918 hasta 1933. El Tratado de Versalles requería que Alemania pagara una fuerte restitución a los aliados, lo que resultó en caos, alto desempleo e hiperinflación.

    Adolf Hitler llegó al poder y estableció el Tercer Reich, gobernando desde 1933 hasta 1945. Durante seis años, Hitler estuvo en guerra y el pueblo alemán sufrió humillaciones, los estragos de la guerra y pérdidas territoriales. Otros países perdieron muchos soldados, civiles y la destrucción de muchas ciudades pero ningún territorio o tierra.

    Durante cuatro años, del 8 de mayo de 1945 al 24 de mayo de 1949, los cuatro aliados, Estados Unidos, Inglaterra, Francia y Rusia, dividieron a Alemania en cuatro secciones y gobernaron las zonas que ocupaban de acuerdo con las leyes de sus países.

    Yo, Hildegard Bonacker, nací el 2 de enero de 1937 en el Tercer Reich. Viví toda la Segunda Guerra Mundial, durante la época en que Alemania no tenía gobierno propio y también en la República Alemana. La República Alemana (Deutsche Bundesrepublik) comenzó el 24 de mayo de 1949.

    El Dr. Theodor Heuss se convirtió en el primer presidente de la República Alemana y Conrad Adenauer en el primer canciller. Crecer en una Alemania destruida por la posguerra nos presentó a mi familia y a mí muchas dificultades y desafíos

    . Obtener una educación y obtener una profesión fue difícil debido a la escasez de maestros e instalaciones escolares. Pero Dios, a quien encomendé mi vida en 1949, me ha ayudado a superar todos los obstáculos que enfrenté mientras crecía y durante toda mi vida.

    Después de graduarme de la escuela de medicina como asistente médico comercial y práctico, trabajé en una clínica médica durante un año en Alemania. En diciembre de 1956 emigré a los Estados Unidos. Después de estar con el Dr. y la Sra. Jefferies durante seis meses en Des Moines, Iowa, me uní a la familia de mi hermano Edmund y mi hermana Emma en Chicago, Illinois. Mi conocimiento de los términos médicos en inglés era insuficiente para trabajar en un consultorio médico, así que comencé a trabajar como técnico de laboratorio en el Hospital Bethesda de Chicago. Estando allí, conocí al Dr. Aldo Bruni, quien estaba en el personal del hospital. Chocamos en una escalera mientras yo llevaba una bandeja de muestras de sangre del paciente al laboratorio. Encendió un profundo amor el uno por el otro.

    Una vez que el Dr. Bruni y yo nos casamos, administré sus dos clínicas. Comenzamos juntos una vida emocionante, aventurera y, en ocasiones, desafiante. No solo disfrutábamos trabajando juntos, sino también yendo a representaciones de ópera, viajando, navegando, y explorando la belleza de la naturaleza. Nos hicimos amigos de médicos, profesionales y cantantes de ópera que daban lujosas fiestas y nos entretenían. En una de las reuniones musicales, tuve el placer de conocer al general estadounidense Healy. Hablamos de la Segunda Guerra Mundial. Mencioné que había escuchado una cinta que me regaló mi cuñado Gustav. En la cinta, los soldados y el pueblo alemanes fueron descritos como bárbaros y belicistas. Le dije que vivimos con soldados alemanes en una gran granja durante un mes antes de que terminara la guerra. Los soldados ayudaron en los campos, entretuvieron a la gente y siempre fueron amables y respetuosos con nosotros.

    El general Healy respondió: Bueno, Hildegard, fue así; teníamos propaganda escrita contra Inglaterra, Francia, Rusia y Alemania. Tendríamos que hacer quedar mal al país para justificar nuestra entrada en la guerra, dependiendo de con quién eligiéramos pelear. Sin embargo, si la propaganda se repite con suficiente frecuencia, se cree; el daño está hecho al país y al pueblo, y solo unos pocos se enteran de la verdad.

    El comentario del General Healy me impulsó a comenzar a buscar la verdad sobre las dos guerras mundiales y los eventos históricos durante los años turbulentos antes y después de las guerras. La información sobre ambas guerras es interminable; también lo es la multiplicidad de razones y culpas de la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial. Simplemente rasco la superficie de mi libro como fondo para mi historia y la de mi familia. Se necesita tiempo y dedicación para aprender a separar la verdad de las mentiras y los hechos de la ficción. La verdad sigue siendo la verdad, aunque nadie la crea. Una mentira sigue siendo una mentira, incluso si todos la creen. Solo Dios sabe toda la verdad. Él es el juez supremo de la gente y del mundo.

    Doy gracias a Dios y a mi Salvador Jesucristo que protegió a mi familia para que sobreviviésemos a los peligros de la guerra y las dificultades de la vida. Tuve el privilegio de pasar por un espectro completo de experiencias físicas, emocionales, intelectuales y espirituales positivas y negativas. Probé la agonía y el éxtasis de la vida durante mi viaje peligroso y difícil, pero pacífico y emocionante. En Su misericordia, Dios me enseñó a comprender, amar, consolar y ayudar a otros que pasan por circunstancias difíciles. A mi Creador, le doy la gloria por enseñarme cómo usar todos los desafíos, sufrimientos y obstáculos a lo largo del camino de la vida como peldaños para acercarme a Él. Ahora estoy en mi último viaje aquí en la tierra a mi hogar celestial, sin saber cuándo terminará. Creo que terminará en el cielo. Dios me llevó triunfalmente a través de todas las tormentas de la vida, y confío en Él para seguir haciendo lo mismo hasta llegar al cielo, el destino final de mi viaje.

    CAPÍTULO 1

    Breve Historia de Prusia

    Antes de iniciar el viaje de mi familia, me gusta regresar en el tiempo y describir brevemente la historia de Prusia, el país donde nacieron mis abuelos y mis padres.2 Los ancestros de mi madre pertenecían a una antigua tribu prusiana, una de las diez tribus étnicas que vivían al principio del sigo en el Mar Báltico, al este del río Weichsel (Vistula). Ellos formaron comunas para protegerse de las amenazas humanas y naturales. Cada tribu hablaba un idioma diferente y practicaban mitología pagana. Ellos labraban el suelo fértil, cazaban en los abundantes bosques, pescaban en los numerosos lagos, y vivían de la tierra.

    Mapa del este de Prusia, 1945

    Durante el Siglo XIII, los Caballeros Teutónicos Alemanes, una orden militar alemana bajo el mando de Herman Salza, aceptaron asistir al Duque Polaco Conrad de Mazovia en la guerra contra los paganos prusianos. Aún cuando los cruzados tuvieron superar la resistencia con muchas batallas sangrientas contra los tenaces y vigorosos prusianos, lograron conquistarlos. El duque prometió a los cruzados que podrían quedarse en Prusia para mantener la paz, el gobierno y supervisar el desarrollo de los dominios recientemente adquiridos. El duque Conrad les otorgó a los cruzados que se quedaron títulos de nobleza y grandes parcelas de tierra --- el estado fue llamado Rittergut (Patrimonio de la Caballería).

    Bajo el mandato del Rey Bohemio Ottokar II,los prusianos se casaron con los cruzados y los colonos. Ellos desarrollaron un Estado Alemán Cristiano de libertad, justicia, patriotismo, y un profundo amor a Dios. El rey construyó la conocida ciudad prusiana de Koenigberg (Colina del Rey), nombrada en honor a él, junto con 1,400 aldeas y noventa y tres pueblos.

    Los colonos llegaron de diferentes lugares de Alemania y otros países europeos, construyeron ciudades, cultivaron la tierra, y convirtieron a los ateos al cristianismo. A su tiempo, los colonos, junto con los nativos prusianos, transformaron el país y pusieron en práctica un gobierno bueno y moderno, con libertad religiosa y tolerancia. Así, Prusia se convirtió en refugio para perseguidos religiosos y políticos.

    Durante la Reforma, de 200,000 a 300,000 protestantes franceses (conocidos como Hugonotes),que eran considerados una amenaza para el trono del Rey Luis XIV y la Iglesia Católica, fueron perseguidos y exiliados de Francia. Muchos de los protestantes huyeron a Austria.

    Cuando el Arzobispo Austriaco Leopold de Firmian expidió un decreto el 31 de Octubre de 1731, mandando que todos los protestantes y luteranos que no se reconvirtieran al catolicismo serian exiliados. Muchos tomaron sus biblias y libros religiosos, dejaron Austria y se asentaron en Prusia. Entre aquéllos que se asentaron en Prusia había banqueros, doctores, abogados, artesanos, trabajadores de fábricas y granjeros franceses que enriquecieron a su país anfitrión.

    Prusia empezó a emerger en las finas artes y las ciencias. En 1544, el Rey Leopold II fundó la primera universidad en Koenigsberg, donde se enseñaba filosofía, ciencia y aprendizaje superior. El mundialmente reconocido filósofo alemán Emanuel Kant (1714-1804) nació en Koenigsberg (donde primero estudió filosofía) y después impartió clases en la universidad. Crítica a la Razón Práctica (Kritik der Praktischen Vernunft) y Hacia la Paz Eterna (Zum Ewigen Freiden) son dos de los muy conocidos libros que escribió y publicó. Él fomentó el idealismo alemán, al día de hoy sus trabajos inspiran e influencian la filosofía europea y mundial.

    Prusia floreció bajo el reino de cuarenta y seis años de Frederick II, quien nació el 24 de enero de 1712, en la familia real de Hohenzollern. Mas adelante, Frederick II sería llamado Frederick El Grande. Él se consideraba un gobernante absoluto, un siervo del Estado de Dios. Viajó a cada rincón de su reino para conocer las necesidades de su gente y asegurarse de que los trabajadores y los pobres eran tratados justamente. Elevó el estándar de trabajo, pero también esperaba de cada hombre el cumplimiento de su deber, usó el sentido común y obedeció las leyes nacionales. Despojó a su corte de toda ostentosidad, él mismo trabajaba diariamente y practicaba una gestión financiera sólida. Se consideraba a sí mismo defensor de los pobres. La población le estimaba enormemente.

    En Postdam, Berlín, mantuvo una vida disciplinada en su castillo San Souci, tomando caminatas diarias en los magníficos jardines. Amaba el arte, la ciencia, la religión y la filosofía y otorgaba a sus súbditos la libertad de elegir su fe, contrario a otros gobernantes quienes forzaban su religión sobre sus gobernados.

    La reina austriaca María Teresa amenazó con atacar el reino prusiano. Frederick El Grande defendió su país y se vio inmerso en una guerra de siete años (1756-1763). Con sus soldados de élite (Los Junkers Prusianos) y la ayuda del Zar Ruso Pedro II, ganó finalmente la batalla y la misma guerra. Después de que finalizara la guerra y de que su reino estuviera seguro, construyó iglesias, escuelas, teatros y pueblos; también desarrolló industrias.

    Los historiadores aseguran que la grandeza de este reino no fue ganar batallas, pues también sufrió derrotas. Frederick El Grande tenía la habilidad y determinación de encontrar recursos para convertir los retos en ventajas. Su fe cristiana y su tolerancia a la religión de su gente contribuyó a su grandeza. El reinó acorde a los principios cristianos. Se sintió responsable ante Dios por las decisiones y acciones que tomó. Un año antes de su muerte el 10 de septiembre de 1785, hizo un acuerdo con los Estados Unidos de América y fundó la Constitución del gobierno sobre principios cristianos. Las dos naciones jóvenes, Prusia y los Estados Unidos de América, firmaron un acuerdo de amistad y comercio que duró 132 años, hasta que América entró en la Primera Guerra Mundial en 1917.

    Casi cien años después, Wilhelm I, séptimo rey de Prusia, (1871 – 1888), ayudado por su hábil estadista y consejero, Otto von Bismarck, unificó los numerosos reinos de Alemania. También se convirtió en emperador (Káiser) de la Alemania unificada. Durante su reinado, Alemania prosperó y se convirtió en el país mas fuerte y mejor administrado en Europa, así como en la envidia de Bretaña y Francia. Alemania y los países prósperos de Europa adquirieron colonias africanas y de otros lugares del mundo.

    Mi madre y mi padre crecieron durante el reino de Wilhelm II, el noveno rey de Prusia, que se convirtió en el tercer káiser de Alemania el 15 de junio de 1888. Tomó el trono de su padre, el káiser Friedrich III, que murió de cáncer de laringe después de ser emperador de Alemania por solo noventa y nueve días.

    Káiser Wilhelm II, Último emperador de Alemania

    El Káiser Wilhelm II nació el 27 de enero de 1859 en Berlín. Su madre, Victoria, era la hija de la reina Victoria de Inglaterra. Tuvo un parto difícil con su primogénito y le nombró Wilhelm. Su dicha se desvaneció cuando descubrió que el brazo izquierdo de su hijo era deficiente. Los doctores hicieron uso de crueles tratamientos y métodos para estimular el desarrollo del brazo, con resultados negativos. Él intentó mas adelante sobreponerse a su discapacidad, pero el resentimiento de su demandante madre dejó una relación tensa entre ambos. De cualquier manera, él era muy cercano a su abuela, la Reina Victoria de Inglaterra.

    El estricto educador del káiser Wilhelm II inculcó en él la creencia en Dios, el amor por la paz, la justicia, la belleza y el arte. También estudió ciencias políticas y leyes en Bonn, Alemania. Recibió su entrenamiento militar bajo el ojo vigilante del Comandante en Jefe y Canciller Otto von Bismark.

    En 1881, mientras era rey de Prusia, se casó con la princesa Augusta Victoria de Schelswig – Holstein. Juntos tuvieron seis hijos y una hija.

    El káiser Wilhelm II disfrutaba de la caza en Rominger Heide, un hermoso territorio de bosque y brezal, bien poblado con ciervos y vida silvestre. Aunque él mismo no podía cazar debido a su discapacidad, si disfrutaba de los rituales y celebraciones de cacería. Frecuentemente habitaba en Rominten, en su castillo de caza favorito, construido con madera en el estilo arquitectónico noruego. A un lado del alojamiento real mandó construir una iglesia. Rominten se encontraba tan solo a diez millas de Wizajny, nuestro lugar de nacimiento y hogar. Los bosques de Rominten se extendían cerca a nuestro pueblo. Los pobladores y familiares disfrutaban de recolectar hongos, avellanas y moras en Rominger Heide y los bosques que rodeaban nuestro rancho. El pueblo alemán reverenciaba a su rey y káiser, a quien consideraban justo y bondadoso para el bien del pueblo. Vivieron bien durante su reino.

    Los káiseres Wilhelm I y Wilhelm II tuvieron un canciller y comandante en jefe competente, Otto von Bismarck. El nació como príncipe prusiano, Otto Eduard Leopold von Bismarck en Shoenhausen. El káiser Wilhelm I y Otto von Bismarck unieron los estados y reinos germanos para formar el Imperio Alemán, y él manejó responsable y justamente los asuntos nacionales e internacionales. Poseía una extraordinaria astucia política y habilidades diplomáticas, ganando la reputación de ser el Canciller de Hierro.

    Durante la monarquía, Alemania cambió a pasos acelerados de una sociedad agrícola a una nación industrial. El número de trabajadores incrementó rápidamente; formaron un partido político en 1875 y se proclamaron social -demócratas (en alemán: Sozialistische Arbeiterpartei Deutschland’s, SPD abreviado). Mientras sus números incrementaban, también lo hicieron su poder y sus demandas. El canciller von Bismarck inició programas sociales como seguro de salud, compensaciones para trabajadores y planes de pensión para los ancianos e inválidos con la finalidad de pacificar a los trabajadores.

    En este tiempo, Alemania prosperó y estableció colonias en el Sudeste de África (ahora llamado Namibia), Camerún, Nueva Guinea, Archipiélagos Bismarck y las Islas Marshall. Inglaterra, Francia e Italia también colonizaron partes de África y Asia. El káiser Wilhelm II expandió su flota naval considerablemente bajo la dirección del altamente competente Almirante Alfred Tirpitz para proteger las colonias de agresores. Gran Bretaña buscó la supremacía naval y vio con desdén los avances de las flotas alemanas.

    CAPÍTULO 2

    Primera Guerra Mundial

    Ciertos eventos llevaron al inicio de la Primera Guerra Mundial.3 El káiser Wilhelm II estaba celoso de la fama de Otto von Bismarck y los conflictos entre ellos se desarrollaron. El káiser forzó a Otto von Bismarck a retirarse en 1890. El káiser se convirtió en comandante en jefe de la milicia e implementó sus planes. Designó a Leo von Caprivi como su nuevo canciller. El káiser pasó mucho tiempo con los oficiales militares y navales. Cuando requería tomar decisiones significativas militares o políticas, primero pedía el consejo de sus generales y almirantes y después le presentaba los hechos al canciller. El káiser sentía desprecio por la opinión civil. Durante los treinta años de su reinado buscó el poder y dejó una marca de su influencia en Alemania y en el mundo. Alemania se convirtió en el poder industrial dominante de Europa, el único rival para Inglaterra.

    No obstante, el káiser Wilhelm II olvidó renovar el tratado con Rusia que Bismarck había hecho bajo el mandato del káiser Wilhelm I. Francia llenó el vacío rápidamente firmando un tratado con Rusia. Ahora los tres aliados, Rusia, Francia e Inglaterra, llamados la Entente, rodeaban a Alemania.

    Después, un desafortunado evento sucedió en Austria – Hungría. El Archiduque Franz Ferdinand, futuro heredero al trono de Austria – Hungría, fue asesinado el 28 de junio de 1914 por un estudiante, Gavrilo Princip, que pertenecía a la Mano Negra, una sociedad secreta serbia. El duque Berchtold de Austria – Hungría expidió un ultimátum a Serbia para llevar al asesino ante la justicia y anular la soberanía de Serbia. Serbia aceptó todos los términos del requerimiento, excepto que se negó a entregar su independencia. Austria- Hungría cesó sus relaciones diplomáticas con Serbia. Austria – Hunrgía ordenó primero una movilización parcial para destruir el movimiento nacionalista serbio y cimentar su influencia política en Bulgaria y Romania.

    Si la guerra estallara, el káiser Wilhelm II prometió apoyo y otorgó a Austria - Hungría un cheque en blanco (Blankovollmacht), acción que fue malinterpretada por las otras naciones europeas, que acusaron a Alemania de querer acción. El káiser consideró el conflicto entre Austria – Hungría y Serbia como uno personal y esperaba evitar la guerra. Sin embargo, el tener un cheque en blanco alemán alentó a Austria – Hungría a declarar la guerra contra Serbia el 28 de julio de 1914. Rusia, obligado por un tratado con Serbia, anunció la movilización para defender a Serbia. El Zar Nikolaus II comprendió que su ayuda a Serbia implicaba una guerra indirecta contra Austria – Hungría y Alemania. Intentó detener la movilización, pero sus generales discreparon. El comandante ruso Sergei Doboroloski le dijo mas adelante al Zar que los generales habían decidido ir a guerra el 25 de julio de 1914. Tres días antes, incluso, de que Austria – Hungría declarara la guerra contra Serbia. Los generales rusos sabían que su movilización provocaría que Alemania entrara a la guerra, eso era lo que Rusia buscaba lograr. Alemania intentó detener el conflicto mandando un ultimátum para parar las preparaciones de guerra inmediatamente, pero Rusia no accedió. Alemania vio esto como un acto de guerra y el káiser Wilhelm II declaró la guerra contra Rusia el 1 de agosto de 1914.

    Ahora, Francia, obligada por el nuevo tratado con Rusia, declaró la guerra contra Alemania e inició movilizaciones. Con guerra en los frentes este y oeste, Alemania esperaba asegurar la victoria sobre Francia a través del plan Schlieffen: marchar a través de Bélgica, derrotando rápidamente al ejército francés, y después concentrarse en pelear contra Rusia.

    Cuando el ejército alemán marchó a través de la neutral Bélgica, el pueblo belga contraatacó. Siendo un aliado de Francia, Inglaterra fue provocado para declarar la guerra contra Alemania el 4 de agosto de 1914.

    Después de que Inglaterra declarara la guerra contra Alemania, el káiser Wilhelm II apeló al pueblo alemán con un discurso el 6 de agosto de 1914:

    Desde el establecimiento de la monarquía alemana, ha sido el deseo de mis ancestros, así como mío, el mantener la paz y pacíficamente alcanzar nuestros objetivos. Sin embargo, nuestros oponentes están celosos de nuestro éxito. Hasta ahora, hemos tolerado la enemistad tanto abierta como secreta del Este, el Oeste y del otro lado del mar. Ahora, ellos quieren humillarnos. Ellos esperan que toleremos la invasión de nuestro aliado Austro – húngaro, quien está luchando por el reconocimiento como una potencia. Si permitimos esta humillación, habremos perdido nuestra fuerza y honor. Así que, ¡dejemos que el mundo decida! En tiempos de paz, el enemigo nos ataca. Por lo tanto, tomen sus armas y peleen. Cada duda e incertidumbre será traición a la madre patria. Es un asunto de existencia o extinción de nuestro Reich que nuestros antepasados establecieron, y un asunto de ser o no ser del poder alemán y la cultura alemana. Nos defenderemos hasta el último aliento de nuestra infantería y caballería. Lograremos superar esta batalla en contra de un mundo de enemigos. Nunca fue Alemania asediada cuando estuvo unida. Hacia adelante con Dios, quien esté con nosotros, como lo estuvo él con nuestros ancestros.4

    El ejército alemán empezó a marchar a través de Bélgica, rompiendo el acuerdo de neutralidad, y los civiles belgas atacaron a los soldados alemanes. Ambos países sufrieron grandes pérdidas de soldados y civiles. Muchos edificios también fueron destruidos.

    Cuando el comandante de Gran Bretaña, Sir. John French, supo sobre Alemania ignorando la neutralidad de Bélgica, envió 100,000 soldados de sus cuerpos de infantería a Mons, Bélgica. El general Horace Smith – Dorrien intentó detener el avance del ejército alemán. Los fusileros ingleses explotaron el puente del canal Mons – Conde.

    El 23 de agosto de 1914, Alexander von Kluck atacó el frente inglés. Aunque los soldados alemanes sufrieron grandes pérdidas debido al fuego de los rifles ingleses, el comandante en jefe, Sir. John French retiró a sus tropas al río francés Marne. Cuando el ejército alemán, ahora bajo el mando del General Falkenhayn, avanzó a Antwerp y Bruegge, las fuerzas aliadas ofrecieron una fuerte resistencia en Yepern. Para el 4 de septiembre de 1914, a pesar de que el ejército alemán rompió el frente y cruzó el río Marne, se retiraron debido a las grandes pérdidas humanas y abandonaron el plan Schlieffen de avanzar a París a través de Bélgica. Una guerra estacionaria, o guerra de trincheras se desató.

    Los franceses introdujeron el uso de armas químicas: gas lacrimógeno y bromuro de Xylol. Sin embargo, ambos fueron ineficaces dado que se disiparon en el aire antes de alcanzar su objetivo. El 22 de abril de 1915 los alemanes usaron exitosamente cloropicrín en gas en la batalla de Yepern, matando a 5,000 enemigos. Las recientemente inventadas máscaras de gas previnieron muchas fatalidades. Mas tarde, un químico desarrolló el letal gas mostaza, también llamado gas amarillo. El 22 de abril de 1915 es considerado el inicio de la guerra química.

    En el frente este, los rusos superaban en números al ejército alemán. Al principio, el ejército alemán sufrió contratiempos y grandes bajas cuando los rusos invadieron Prusia oriental. El ejército alemán perdió veinte mil soldados. Después, el general Erich Ludendorff y Paul von Hidenburg reemplazaron al general previo, Maximillian von Prittwitz. Se encontraron con el general ruso Alexander Samsonov y con su artillería en Tannenberg, Prusia oriental, con tropas reforzadas. Después de seis días de pelea intensa, Rusia sufrió importantes bajas. El general Alexander Samsonov intentó retirarse sin éxito, pues la mayoría de sus soldados fueron asesinados o capturados. De 150,000 soldados rusos, 92,000 fueron arrestados, 10,000 escaparon y el resto murieron. Tal derrota fue demasiado para el general ruso, quien cometió suicidio.

    En los inicios de la Primera Guerra Mundial, todas las potencias construyeron planes débilmente, que se usaron preponderantemente para vigilar el frente occidental. Los pilotos reportaban la ubicación exacta y los avances del frente para que los ataques pudieran ser planeados con mayor precisión. Más adelante, al instalar ametralladoras en los aviones, tomaron lugar las batallas aéreas. Los pilotos alemanes superaban tácticamente a los franceses, ingleses y belgas. De hecho, en la batalla aérea llamada Abril Sangriento el Cuerpo Aéreo Aliado perdió 912 pilotos.

    Manfred Albrecht Freiherr von Richtofen, conocido como el Barón Rojo, se convirtió en el As de Ases y en el ídolo de los pilotos alemanes. Sin embargo, el capitán Douglas Connell y Albert Woodbridge asestaron una herida de bala en su cabeza tras lo cual sufrió de severos dolores de cabeza y no pudo volar por un tiempo. Cuando volvió al aire el 21 de abril de 1918, se adentró demasiado en el territorio inglés, voló demasiado bajo, fue derribado y se estrelló en el suelo. Su cuerpo fue después recuperado y transportado a Wiesbaden, Alemania, donde fue sepultado con honores militares.

    Hacia el fin de la Primera Guerra Mundial, los manufactureros equiparon a los aviones para llevar y soltar bombas. Los bombarderos se dirigían a destruir sitios militares y establecimientos industriales.

    Desafortunadamente, con la esperanza de bajar la moral del enemigo, los bombarderos también mataron a muchos civiles en el camino.

    A pesar de que el presidente Wilson prometió absoluta neutralidad de los Estados Unidos, fue atraído a la guerra por el Primer Señor del Almirantazgo Británico Winston Churchill. Los Estados Unidos entraron a la guerra y aportaron muchos aviones y pilotos bien entrenados a Europa. Incapaces de obtener repuestos aeronáuticos rápidamente, el escuadrón alemán superado en números comprendió que la victoria se decidiría en el mar o en la tierra, no en el aire.

    Las flotas inglesas y americanas introdujeron un prototipo de portaaviones. Los hidroaviones despegaban de la plataforma de una nave, pero debían aterrizar en el agua para ser transportados al portaaviones con una grúa.

    El submarino de guerra alemán, iniciado en 1915, se detuvo después de que el barco de pasajeros inglés Lusitania fuera hundido el 7 de mayo de 1915 por el submarino alemán U-20 en la costa sur de Irlanda. Mil ciento noventa y dos pasajeros murieron. Entre ellos había 128 americanos.

    Cuando el señor Colin Simpson, corresponsal del Sunday Times de Londres, quien también estudiaba historia en la Universidad de Oxford, leyó reportes contradictorios sobre esta tragedia, comenzó una búsqueda de seis años por la verdad sobre el incidente del Lusitania, que describe en su libro El Lusitania.5 El Señor Simpson descubrió la lista de inventario de la última carga en Nueva York el 30 de abril de 1915, de la Línea Cunard, diferida de la copia original que el presidente de los Estados Unidos de América, Woodrow Wilson tenía en su posesión.

    El gobierno inglés informó al presidente de la Línea Cunard, el señor Alfred Booth, para que construyera una nave de pasajeros más rápida que la nave alemana llamada Káiser Wilhelm II que navegaba a 23.5 nudos por hora, la más rápida de ese tiempo. El señor Booth prometió construir dos naves, Lusitania y Mauretania, que alcanzarían 25 nudos por hora. En ese tiempo, el señor Winston Churchill, el ministro marino, visitó al señor Booth y le dio instrucciones y especificaciones para instalar el equipo necesario para transformarlas en navíos de guerra. El gobierno le pagaría una cierta suma y un costo anual de operación de 75,000.00 libras como compensación.

    El 12 de mayo de 1913, el Lusitania fue puesto en dique seco con el pretexto de instalar la turbina más nueva, pero manteniendo en secreto los cambios que realmente se hicieron. Winston Churchill apremió al capitán del puerto para que instalara el equipo rápidamente pues la guerra con Alemania era inevitable. El Lusitania reasumió sus cruceros de pasajeros a Nueva York el 21 de Julio de 1913. El almirante ordenó equipar catorce barcos mercantes mas con armas.

    Cuando Inglaterra declaró la guerra con Alemania el 4 de agosto de 1914, Inglaterra estaba bien preparada. El Lusitania tenia las armas instaladas y fue registrado el 17 de septiembre de 1914 como uno de los navíos de guerra armados de la flota principal del almirantazgo inglés.

    Winston Churchill planeaba pasar a través de la patrulla alemana con banderas de países neutrales, especialemente de Estados Unidos. Los navíos de países neutrales no podían ser atacados. Winston Churcill también ordenó tratar a los capitanes alemanes, si fuesen capturados, como criminales y no darles el estatus de prisioneros. Para Winston Churchill era más conveniente dispararles que tomarlos presos. El almirantazgo inglés se rehusó a estas prácticas. Sin embargo, cuando el submarino alemán U-21 inspeccionaba el navío Ben Crauchan, descubrieron las órdenes del Almirantazgo Inglés de mantener banderas americanas y de embestir cuaquier submarinno, lo cual era contrario a la ley. El capitán alemán salvó a la tripulación británica y después hundió el Ben Crauchan.

    Estas prácticas horrorizaron al gobierno alemán y a los oficiales submarinos. Demandaron remover el bloqueo, sosteniendo las normas de alta mar y permitiendo a la Marina Alemana atacar cualquier barco mercante sin advertencia. Alemania también declaró como zona de guerra a las aguas que rodean a Inglaterra e Irlanda, incluyendo el Canal Inglés. Los ingleses solo declararon al Mar Norte como zona de guerra.

    El gobierno alemán envió una diligencia con esta práctica injusta y una copia de las órdenes del almirantazgo inglés al Secretario de Estado Americano William Bryan. En su ausencia, el señor Robert Lansing aceptó la diligencia. Escribió su respuesta y conscientemente omitió mencionar que él tenía una copia de la orden del almirantazgo inglés y que había expedido una advertencia a los pasajeros americanos para que no reservaran viajes de cruceros en navíos ingleses.

    Cuando el señor William Bryan regresó y se enteró de las omisiones, se molestó. No obstante, el escrito y opinión del señor Robert Lansing prevaleció.

    Para salvar la imagen neutral americana, los Estados Unidos advirtieron a Inglaterra, prohibiendo a los navíos ingleses portar banderas americanas. Alemania recibió aviso de que si atacaban otra nave neutral, Alemania sería llevada ante la justicia. Las consecuencias de tal acción llevarían a los Estados Unidos a entrar a la guerra.

    En el incidente de Falaha, el almirante inglés nuevamente falló en reportar 13 toneladas de cargamento de pólvora. Omitió reportar que el capitán alemán le advirtió a todos los pasajeros abandonar la nave antes de hundirla. En su lugar, los medios retrataron al capitán alemán y a sus hombres como asesinos a sangre fría.

    Muchos alemanes que vivían en Estados Unidos despreciaron estos falsos reportes. Un grupo de prominentes germano – americanos se reunieron en Nueva York. George Viereck, un editor de un periódico pro – alemán, The Fatherland, dirigió la junta. El dijo que si cualquier navío con pasajeros americanos fuera hundido, liberarían al diablo. Una persona presente dijo que el Lusitania estaba anclado en el puerto de Nueva York y partiría hacia Liverpool, Inglaterra el 1 de Mayo de 1915. El señor Viereck recibió aprobación unánime para publicar un artículo en cincuenta periódicos distintos para advertir a los pasajeros americanos, que habían reservado su lugar en el Lusitania, para que cancelaran sus reservaciones y consiguieran pasaje en algún navío americano. El Lusitania estaba cargado con munición para Inglaterra y podría ser atacado o hundido por submarinos alemanes.

    Las advertencias, selladas en cincuenta sobres cerrados salieron de la oficina el 23 de abril de 1915 y tardaron una semana en llegar a los pasajeros. Debido al papeleo burocrático solamente un periódico, el Register of Des Moines, en Iowa, imprimió la advertencia. Tras una larga espera, el señor Viereck incluso fue a hablar personalmente con el Ministro de Asuntos Exteriores. El señor Viereck señaló al señor Bryan que el Lusitania estaba cargado de municiones para Inglaterra y que únicamente haría un viaje.

    En Nueva York el oficial de aduana colaboró con el señor Ryan aceptando solo un listado parcial de productos comunes embarcados. Recibió la lista de real del material de guerra en el Lusitania cuatro o cinco días después de que dejó Nueva York. El señor Ryan prometió informar al presidente Wilson y advertir a la población americana para que cancelaran sus reservaciones de crucero en el Lusitania porque transportaba materiales de guerra. El presidente Wilson no hizo nada. Sin embargo, él debe haber sabido de la carga real y el peligro que los pasajeros podían afrontar. Cuando el presidente Wilson supo que el Lusitania fue atacado por un submarino alemán y que se había hundido, admitió saber el cruel destino de la nave. Le causó muchas noches sin dormir.

    Mientras tanto, Winston Churchill y el Almirante Fisher se reunieron. Miraron el mapa donde se marcaba la ubicación de cada buque de guerra y submarino alemán y prestaron particular atención al U-20, que tenía curso hacia Fastnet Rock, Irlanda. Los cruceron recibieron protección superor de los buques de guerra antes de entrar a puerto. El buque de guerra Juno estaba en camino hacia el Lusitania. Winston Churchill se excusó en que Juno no podría resistir un ataque de un submarino; le ordenó a Juno vovler a Queenstown. Winston Churchill le mencionó esto al almirante Fisher y solicitó a un destructor de Milford para proteger al Lusitania. Aún así, no informó a su capitán, William Turner, de este hecho ni de que había un submarino alemán circundando las aguas. El capitán Turner también recibió una orden del almirantazgo de cambiar el curso y entrar al puerto de Queenstown, en lugar del de Liverpool, que era el destino original del Lusitania. El nuevo curso del Lusitania lo dirigía hacia el submarino U-20. Esta decisión llevó al catastrófico hundimiento del Lusitania el 7 de mayo de 1915. Al día de hoy, aún se desconoce quién dio la orden a las naves inglesas.

    Sin embargo, Winston Churchill y el Almirante Fisher supuestamente arreglaron este desafortunada conspiración. Cuando el capitán Hunter finalmente recibió la advertencia sobre el submarino, ya no podía cambiar de rumbo sin una orden del almirantazgo. El capitán Hunter solo redujo la velocidad a 15 nudos. Cuando el Lusitania se encontraba a 700m del U-20, el capitán Scheiger del submarino U-20 disparó un solo torpedo al estribor del buque. En su bitácora, escribió que una segunda explosión partió el puente en pedazos y causó que la nave se hundiera de proa. El capitán Hunter dio la orden de abandonar el barco inmediatamente. Debido a la incómoda posición de la nave, solo seis de los cuaretna y ocho botes salvavidas pudieron llegar a salvo al agua.

    Muchos pasajeros saltaron del barco y nadaron entre los escombros, esperando ser salvados por otra nave. Sin embargo, 1,198 pasajeros se hundieron con el buque. Entre ellos había 128 americanos y el millonario Alfred Vanderbilt. Cuando el Almirante Fisher supo que el buque Juno casi alcanzaba a los sobrevivientes, ordenó al capitán del Juno a cambiar el curso y regresar al puerto. Los sobrevivientes aguantaron dos horas de miedo y pánico antes de que otros buques llegaran y los sacaran del agua y de los botes salvavidas.

    Cuando el presidente Wilson recibió las noticias sobre esta catástrofe, procuró obtener una lista completa de la carga del Lusitania del oficial de aduanas. Esta lista reveló que casi toda la carga era contrabando de materiales de guerra y explosivos. El presidente Wilson y el señor Lansing, temerosos de ser descubiertos por ocutar la verdad al pueblo de los Estados Unidos, empañaron la verdad y expidieron una advertencia a Alemania, declarando que el gobierno alemán y el káiser Wilhelm II habían sido mal informados. El señor Bryan, que sabía la verdad, se negó a firmar tal advertencia. Winston Churchill, el Almirante Fisher y el pueblo inglés fueron decepcionados por el presidente Wilson cuando no declaró la guerrra inmediatamente contra Alemania. Sin embargo, Alemania dejó de usar los submarinos en las batallas navales. Winston Churchill y el Almirante Fisher culparon al capitá Hunter de la tragedia del Lusitania para encubrir su involucramiento en este complot y evitar ser decubiertos.

    Tres años después de este incidente, la cabeza de la Oficina de Aduanas de Nueva York entregó al presidente Wilson la lista original de embarque del Lusitania. La selló en un sobre y escribió en él solo puede ser abierto por el presidente de los Estados Unidos, y después lo entregó a los archivos del Departamento de Tesorería. Permaneció intacto hasta 1940, cuando Gran Bretaña y los Estados Unidos se encontraron en una posición similar en mayo de 1945. En ese tiempo, el presidente Franklin D. Roosevelt, que también era subsecretario de la Marina, supo de este documento, lo abrió y lo hizo parte de su colección privada de Memorias Marinas. En este indicdente, se nos enseña como el destino de las personas está en las manos del gobierno, quien es capaz de sembrar intrigas y sacrificar vidas humanas si es conveniente para sus propósitos.

    Winston Churchill sentía que estaba un paso más cerca de involucrar a Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial. Otro incidente que usó el Servicio Secreto de la Marina Británica fue decodificar la diligencia Zimmerman y enviarla al presidente Wilson, quien la publicó en los periódicos americanos. En este telegrama del 16 de Enero de 1917, el káiser Wilhelm II le pedía al presidente mexicano Venustiano Carranza que se uniera como su aliado en la guerra contra Estados Unidos. A cambio, el gobierno alemán le ofrecía a México recuperar los territorios de Arizona, Texas y Nuevo México. Los generales mexicanos estudiaron la viabilidad de tal alianza y rechazaron la oferta.

    El pueblo americano estaba devastado por las noticias, y el Congreso le dio al presidente Wilson aprobación para entrar en guerra contra Alemania. El 6 de abril de 1917 el presidente Woodrow Wilson declaró la guerra contra Alemania.

    Mis abuelos y el pueblo alemán, pero mayormente el personal militar, estaba alarmado por estas noticias y temían que sucediera el peor escenrio. Alemania no tendría mas opción que ganar la guerra si las tropas americanas invadían Alemania.

    En su desesperación, el káiser inició nuevamente la guerra con submarinos como útlimo recurso para conseguir un cambio favorable a Alemania. Sin embargo, provocó que otras naciones europeas se involucraran. Al principio, Italia evadió la guerra pero se unió al conflicto más adelante, rompió su alianza con Austria – Hungría y Alemania y unió fuerzas con la oposición de la Triple Entente.

    Grecia, que se había mantenido neutral hasta ese momento, sintió presión de los gobiernos inglés y francés cuando asentaron un bloqueo en las costas griegas. Para quitar el bloqueo, se unió a los aliados el 27 de Junio e 1917. Anterior a ello, el comandante francés Jonnart le dio un ultimatum al Rey Constantino de Grecia para que abdicase, y lo consiguió. El gobierno nuevo en Grecia del presidente Venizelo cooperó con la Triple Entente y declaró la guerra contra Austria – Hungría y Alemania.

    Mientras tanto, Lenin, que estaba en Finlandia, regresó a Rusia. Él y los bolcheviques asumieron el gobierno provisionalmente formado durante la revolución de Octubre. El 8 de Noviembre de 1917, Lennin expidió un decreto para finalizar la guerra, mismo que fue bienvenido por el káiser Wilhelm II y el Rey y comandante en jefe austriaco. Tomó lugar un amnisticio el 15 de diciembre de 1917, pero la propuesta de paz no tuvo éxito al comienzo. Finalmente, después de tortuosas negociaciones, Alemania logró un acuerdo de paz el 9 de febrero de 1918, primero con Romania y después, el 3 de marzo de 1918, con Rusia, mismo que Lenin firmó en Brest – Litovsk. Rusia sacrificó veinticinco porciento de su territorio europeo para detener las peleas en la guerra.

    Ahora, los ejércitos alemanes, relevados del frente oriental, podían reforzar las batallas en el oeste. El 21 de marzo de 1918, los generales alemanes planearon una exitosa ofensiva de primavera, y el ejército alemán rompió el frente francés y avanzó al río Marne en Francia.

    Rápidamente, las tropas americanas y francesas unieron fuerzas y detuvieron el avance alemán. El general americano Hunter Liggett ordenó 300 tanques, y el general William Mitchell trajo 500 aeronaves para contraatacar en la batalla de Amiens el 8 de agosto de 1918. Los soldados alemanes sufrieron importantes bajas en manos de las fuerzas aliads. La batalla fue llamada El Día Negro por el ejército alemán, que después tuvo que retirarse.

    En su desesperación, el káiser reclutó a niños de diecisiete años. Mi padre se escapó del reclutamiento, pero sus hermanos mayores Matthew y Georg fueron reclutados por el ejército con antelación. Gracias a Dios, solo sufrieron heridas menores y regresaron a salvo a casa al finalizar la guerra.

    A principios de Septiembre, las fuerzas aliadas también se penetraron en Bulgaria y conquistaron Macedonia. Los comandantes en jefe alemanes von Hidenburg y Ludendorff entendieron que una victoria contra los aliados, reforzados continuamente por tropas americanas frescas y equipo de guerra, era imposible. El 29 de septiembre de 1918, los generales alemanes sugirieron al káiser Wilhelm II y al imperio alemán que trabajaran en un acuerdo de amnisticio (Waffenstillstand). El presidente Woodrow Wilson pidió que el ejército alemán se retirara de todos los territorios inmediatamente.

    El 7 de noviembre de 1918 iniciaron las negociaciones en un vagón de tren en el bosque de Compiegne, donde Francia, los Estados Unidos y Alemania llegaron a un acuerdo. Hicieron dieciocho demandas al káiser Wilhelm II y a Imperio Alemán.

    1Efectivo en seis horas después de la firma. 2. El despeje inmediato de Bélgica, Francia, Alsace – Lorraine debe concluir en catorce días. Cualquier tropa remanente en las áreas sera internada o tomada como prisioneros de guerra. 3. Entregar 5000 cañones y 30 000 ametralladores, 3000 morteros de trinchera, 2000 aviones, 4. Evacuar la orilla izquierda del río Rhine, Mayence, Coblence, colonia ocupada por el enemigo a un radio de 30 km. 10. Renunciar a los tratados de Brest – Litovsk y Bucarest, por mencionar solo algunas de las demandas de los aliados. (Demandas de amnisticio publicadas en el Kreuz – Zeitung el 11 de Noviembre de 1918)

    Todos los representantes firmaron el documento el 11 de noviembre de 1918 a las 5:00 am.6 La tregua inició a las 11:00 am el mismo día.

    Los encabezados de El New York Times decían:

    Con el ejército americano en Francia, el 11 de noviembre, dejaron de pelear a las 11:00 en punto de esta mañana. En un parpadeo, cuatro años de masacres se detuvieron como si Dios hubiera pasado su dedo omnipotente a través de la escena de de matanzas y dicho, suficiente.

    Cada año en los Estados Unidos, el día de los veteranos es celebrado el 11 de noviembre, conmemorando a los soldados que perdieron sus vidas en la Primera Guerra Mundial y en otras guerras. Un soldado no muere hasta que que es olvidado. Cada soldado de cada nación dio algo de sí mismo en las guerras, pero algunos sacrificaron su posesión mas valiosa, sus vidas. Los soldados de todos los países merecen respeto, honor y gratitud de sus patriotas.

    El abuelo Heinrich y la abuela Marta recibieron las buenas nuevas del fin de la guerra y de que sus dos hijos mayores, Matthew y Georg, habían vuelto del campo de batalla solamente con heridas menores. Sin embargo, ellos y la mayoría de las personas alemanas se sentían tristes porque el káiser Wilhelm II fue forzado a abdicar. Él huyó de su cuartel general en Spa a Holanda el 10 de noviembre de 1918. Más adelante adquirió una casa en Doorn, en la provicia de Utrecht, donde vivió modestamente con su esposa Augustine Victoria y su familia. Y así, después de 300 años, el reinado de la familia real Hhenzollern terminó después de la Primera Guerra Mundial.

    La Entente demandó que el káiser fuera entregado como prisionero de guerra, pero la reina Wilhemina de Holanda no cedió a las demandas y amenazas de la Entente. El káiser permaneció en Doorn. Después de la muerte de su esposa, Augusta Victoria, se casó con la princesa von Schoenach, Hermine von Reuss. Escribió y publicó sus memorias de guerra, absolviéndose de la culpa de la Primera Guerra Mundial. Se mantenía al día con las actividades políticas alemanas y aún esperaba ser renombrado Káiser, pero sus esperanzas se mantuvieron como esperanzas solamente. Murió el 4 de junio de 1941, durante la Segunda Guerra Mundial. Doorn honró al káiser con un elaborado funeral de Estado. Mas adelante el gobierno alemán regresó los restos del káiser Wilhelm II a Berlín.

    Después de que terminara la monarquía, mis abuelos se preoocuparon por como el nuevo gobierno, denominado la República de Weimar, los afectaría a ellos y al pueblo alemán. Ellos habían atestiguado como la alianza con Austria – Hungría y la alianza entre otras naciones, con la esperanza de blindarse contra la guerra, detonaban un efecto dominó y englobaban a una nación tras otra en la Primera Guerra Mundial. Treinta y dos naciones participaron en esa guerra, llamada la primera guerra global, que reclamó 10 millones de vidas, hirió a 20 millones de soldados y 8 millones se convirtieron en prisioneros de guerra.

    El Imperio Alemán, el reino Pruso, y muchas moarquías europeas terminaron con la Primera Guerra mundial. Se fue la época de

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