Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Simplemente monstruos
Simplemente monstruos
Simplemente monstruos
Libro electrónico94 páginas

Simplemente monstruos

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

León, el protagonista de esta novela, nos habla abiertamente de los monstruos emocionales a los que se enfrenta y con los que trata de convivir cada día. Su proceso de autoconocimiento y aceptación se vuelve mucho más sencillo cuando en su vida aparece Olivia, con la que va a compartir confidencias, miedos, canciones… y muchas más cosas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento19 sept 2022
ISBN9788419174819
Simplemente monstruos

Relacionado con Simplemente monstruos

Ficción general para usted

Ver más

Categorías relacionadas

Comentarios para Simplemente monstruos

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Simplemente monstruos - Julia R.

    León

    El humo del cigarro que acabo de encender me acompaña mientras escribo estas líneas. Sé que debería dejarlo, pero aquí sigo, no he cumplido la promesa que hice cuando mi iaia Aurora nos dejó. Lo tomé por imposible, supongo.

    Mi alrededor es un caos, igual que el resto de la vida de este niño de cuarenta; suelo definirme así. Algunos añaden a eso «artista inquieto» y cosas así que no escapan a la verdad. A esa biografía le sumaría un «en proceso» o «aprendiz»; suele quedar bonito. Y el signo del zodiaco, con alguna frase de esas que nadie entiende.

    En realidad, soy un mix entre Christian Bale, Karl Urban y los ojos de cualquier chico normal con el que te cruzas por la calle. Lo de chico normal… Igual la normalidad está sobrevalorada. De todos modos, si alguien me considera normal es porque no me ha visto cantando a gritos cualquier canción —más bien el concepto sería desafinando—. Volviendo a mí y según todo lo anterior, soy un artista inquieto en proceso, y pongamos que virgo. La frase sería: «A veces hay que pasar por cincuenta derrotas para salvarse, aunque yo creo haber pasado por alguna más». Es mía y podría prometer que es real. Por cada derrota también juraría haberme levantado, aunque mis otros yoes hubieran sido igual de desastre para acordarse del cómo. Contra todo pronóstico, ha quedado en anécdotas. y yo sigo con los pies en la misma arena y el mismo mar enfrente, perdido en el azul que siempre me invita a volver.

    Cuando encuentras a personas casa, corres el riesgo de desnudarte emocionalmente y soltarte sin miedos. De abrir una puerta, pasar y quedarte. Antes de eso tienes que enfrentarte a ti, a lo que temes. Si te digo la verdad, en compañía se lleva mejor; de algún modo, os ayudáis a sobrellevar aquello que desconocéis.

    Aparte de esto, también es importante que sepas permitirte estar mal si lo necesitas, llorar, mirarte al espejo e intentar comprender a la persona que se refleja en el cristal. Igual de necesario que pedir ayuda si la necesitas; al final, la salud mental es importante y no debería ser un lujo.

    En mi caso, me lo he planteado alguna vez y, honestamente, daría el paso. Antes de que todo te acabe quemando cual falla en Valencia. Porque dejarse todo dentro y no soltarlo al final te lleva a explotar, a derramar lágrimas, a que todos esos monstruos aparezcan y te asusten y te llenen de pensamientos intrusivos que te crees sin tener que hacerlo. Te queda la jodida opción de intentar llevaros bien, por si no se van del todo. Aun así, es complicado enfrentarte a emociones que no conoces; te sientes perdido y nadie te da instrucciones de cómo hacerlo.

    Nunca nos han enseñado a sobrellevar emociones, nos dejan en el mundo para que intentemos descifrarlas solos, sin spoiler. Y un día te ves delante del espejo con todos tus miedos y sintiéndote un desastre sin saber bien qué hacer. Es jodido, pero pasa. Así que tienes que aprender las emociones como si fueras un niño. Y eso es una aventura, creedme que lo es. De la que no conocemos el final.

    Complicidad

    Nos volvimos a ver después de lo de Ikea. Me reconoció, esta vez en ese pasillo entre «Romántica» y «Ciencia ficción». El ataque de risa fue instantáneo. Creo que nos quedamos en silencio un rato hasta que uno de los dos se arrancó a decir algo. Puedo prometer que los ojos que tenía delante eran tan reales como nuestro ataque de risa.

    —¿Cómo tú por aquí? Parece que somos de encontrarnos en pasillos —dijo Olivia con una sonrisa gigante.

    —Buscando un nuevo huésped para la estantería. Y sí, los pasillos nos persiguen, o viceversa —respondí.

    —Espero que lo encuentres y llenes ese hueco en la estantería.

    —¿Has encontrado tú el libro que buscabas? —pregunté.

    —Sí, definitivamente sí —respondió Olivia al tiempo que mostraba el libro escogido con bastante ilusión.

    —Me alegro mucho, Olivia —dije contagiado por su entusiasmo

    —Gracias, bombón, digo León —respondió Olivia

    —¿Siempre sonrojas a los chicos que conoces o solo a mí? —pregunté.

    —Si quisiera sonrojarte no te diría eso, hay otras maneras —repuso Olivia con absoluta desvergüenza verbal.

    —Claro, pequeña, claro —contesté con la misma desvergüenza.

    —Bueno, nuestros caminos tienen que separarse, pero espero verte pronto, y sin un pasillo de por medio a poder ser —dijo Olivia antes de alejarse hacia la salida.

    No me explico la belleza imperfecta, aunque creo que a veces sobran las palabras. Sonreía, con esa sonrisa que pone la gente cuando está feliz, mientras seguía buscando ese huésped para la estantería. Aunque, pensándolo mejor, me dejaría sorprender. Quizás en esa lista estaban unos ojos que empezaban a atraerme un poquito. Que fuera a reconocerlo, ya en otro

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1