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GuíaBurros: El Antiguo Régimen: Sus estructuras sociales, económicas y políticas
GuíaBurros: El Antiguo Régimen: Sus estructuras sociales, económicas y políticas
GuíaBurros: El Antiguo Régimen: Sus estructuras sociales, económicas y políticas
Libro electrónico116 páginas1 hora

GuíaBurros: El Antiguo Régimen: Sus estructuras sociales, económicas y políticas

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Se conoce como Antiguo Régimen a los sistemas políticos, económicos y sociales, especialmente a las monarquías absolutas y los imperios, que se mantuvieron en Europa hasta la llegada de las ideas de la Ilustración y la implantación de los profundos cambios que provocó el estallido de la Revolución Francesa.

Este libro, con el estilo ameno y didáctico característico de su autor, repasa las particularidades de esta época fundamental y los sucesivos hechos históricos que prefiguraron la caída del Antiguo Régimen.
IdiomaEspañol
EditorialEditatum
Fecha de lanzamiento28 feb 2022
ISBN9788419129239
GuíaBurros: El Antiguo Régimen: Sus estructuras sociales, económicas y políticas

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    GuíaBurros - Eduardo Montagut

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    EL ANTIGUO RÉGIMEN

    Sus estructuras sociales, económicas y políticas

    EDUARDO MONTAGUT

    (www.antiguo-regimen.guiaburros.es)

    Sobre el autor

    Imagen

    Eduardo Montagut nació en Madrid en 1965, licenciándose en Historia Moderna y Contemporánea por la UAM en el año 1988, con premio extraordinario. En la misma Universidad alcanzaría el doctorado en 1996 con una tesis sobre Los alguaciles de Casa y Corte en el Madrid del Antiguo Régimen, un estudio social del poder. Por otro lado, el autor emprende estudios de la época ilustrada a través de la Real Sociedad Económica Matritense y la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País sobre cuestiones de enseñanza, agricultura, montes y plantíos. En 1996 comienza su carrera de docente en Educación Secundaria en la Comunidad de Madrid.

    Con el nuevo siglo, Eduardo Montagut inicia una intensa actividad en medios digitales y escritos con publicaciones de divulgación e investigación históricas, política y de memoria histórica, siendo autor de libros como GuíaBurros: Del abrazo de Vergara al bando de guerra de Franco; GuíaBurros: Episodios que cambiaron la Historia de España, GuíaBurros: La España del siglo XVIII, GuíaBurros: Historia del socialismo español y GuíaBurros: El tiempo de las revoluciones, así como impartiendo conferencias, y participando en charlas y debates.

    Agradecimientos

    A mis hermanas

    ¿Qué entendemos por Antiguo Régimen?

    El término de Antiguo Régimen (Ancien Régime, en francés) surgió en la época de la Revolución Francesa con un sentido negativo para hacer referencia a un orden que se quería suprimir.

    Los historiadores, por su parte, designan con este concepto al conjunto de estructuras e instituciones económicas, sociales y políticas existentes en Europa desde fines del siglo XV y principios del siglo XVI, hasta los grandes procesos revolucionarios y de transformaciones que tuvieron lugar en la segunda mitad del siglo XVIII, sin ningún sentido peyorativo. En una palabra, coincidiría con la etapa de la Edad Moderna en Europa.

    El Antiguo Régimen se caracterizaría por contar con una economía eminentemente agraria, tanto por el origen de la riqueza como por la importancia de la población rural, sin obviar el crecimiento del capitalismo mercantil, una estructura social de tipo estamental, en la que las diferencias se establecerían en virtud del origen familiar, más que por la capacidad, la riqueza o el talento personales, organizándose la sociedad en tres estamentos, estados o brazos —clero, nobleza y estado llano o tercer estado—, cuya línea divisoria estaría en la posesión o no de derechos o privilegios (desigualdad ante la ley); y por una forma de gobierno basada en la Monarquía absoluta, en la que el origen de la soberanía no dependería de la voluntad de los gobernados (súbditos, y no ciudadanos), por lo que no estaría limitada en el ejercicio de sus funciones, considerándose de origen divino.

    El término histórico de Antiguo Régimen, al aplicarse a un período temporal tan amplio y en un espacio —el europeo— tan heterogéneo ha generado no pocas polémicas historiográficas. En primer lugar, estaría la crítica al sentido teleológico explícito en su propia formulación, ya que adquiriría sentido por su desenlace, es decir, las revoluciones liberales-burguesas, concepto defendido, lógicamente por la historiografía liberal clásica. Por su parte, los historiadores más conservadores suelen rechazar el término por considerar que tiene una carga peyorativa. La historiografía marxista no lo rechaza, aunque siempre ha preferido emplear otros, como feudalismo, feudalismo tardío y, sobre todo, transición del feudalismo al capitalismo, es decir, es considerado como un período en el que cambiaría el modo de producción feudal por el capitalista.

    Otra crítica o, más bien, matización y en relación con los límites temporales del período, intentaría demostrar que el Antiguo Régimen fue más resistente y perduró más de lo que se piensa. En algunas zonas de Europa se mantendrían algunas características y persistencias del Antiguo Régimen hasta la Gran Guerra, momento en el que quedaría ya completamente liquidado. Esta persistencia tendría que ver con que no se dieron revoluciones liberales en esos lugares o fueron muy precarias, estableciéndose pactos con fuerzas sociales y aspectos del pasado. Los casos más evidentes se encontrarían en Europa central y oriental, aunque también se pueden rastrear reminiscencias del pasado del Antiguo Régimen en los Estados del sur europeos, como Portugal, España y en la propia Italia unificada.

    Después de esta breve introducción ya es hora de adentrarnos en el estudio de esta época fundamental para la Historia, abordando los aspectos demográficos, económicos, sociales, políticos y culturales de la misma, sin pretensiones de exhaustividad por el propio diseño de estos manuales de GuíaBurros, pero con el afán de estimular para que el lector se aficione a profundizar en todos o algunos de los temas que aquí esbozamos.

    Demografía y economía

    El modelo demográfico antiguo

    La población durante el Antiguo Régimen siguió las pautas del modelo demográfico antiguo o tradicional, muy inestable entre recursos y población, y que se mantuvo desde la época medieval hasta el siglo XVIII en algunos lugares, persistiendo en otros durante gran parte del siglo XIX.

    Este régimen demográfico se caracterizaría por una alta natalidad, que podía llegar a ser superior al 40 por mil, unida a una alta mortalidad, que, además, podía ser irregular, ya que en ocasiones de hambrunas y epidemias se elevaba de tal manera que generaba crisis demográficas profundas. La mortalidad infantil, por su parte, también era muy elevada. En consecuencia, el crecimiento natural de la población era muy débil, y existía una esperanza de vida muy baja, generando poblaciones muy jóvenes.

    El mecanismo de regulación del régimen demográfico tradicional era la mortalidad, cuya incidencia dependía estrechamente de la producción agraria. El desequilibrio entre recursos y población provocaba periódicamente las denominadas crisis de subsistencia, que eran el resultado combinado del hambre, provocada por malas cosechas, y de enfermedades de carácter epidémico, que se extendían entre una población mal alimentada. El resultado era una mortalidad catastrófica que reducía el crecimiento demográfico de las épocas de bonanza económica. En algunos lugares de Europa la incidencia de las guerras fue importante en la demografía, como en el caso de Alemania durante la Guerra de los Treinta años en el siglo XVII por las requisas de alimentos, los campos devastados, la fuerza de trabajo convertida en tropa, una evidente presión fiscal, las muertes y por algunos desplazamientos de población.

    No debe olvidarse tampoco que en la Europa moderna se padecían graves problemas de higiene y salubridad pública, además de que la medicina aún no era consciente del origen de las enfermedades y las infecciones.

    Durante el siglo XVIII el régimen demográfico comenzó a cambiar en algunos lugares, como en Inglaterra. Se aminoraron los efectos de las hambrunas y epidemias gracias a ciertos progresos médicos e higiénicos, las guerras fueron menos intensas y devastadoras y se produjeron mejoras en la nutrición de la población. Estos factores posibilitaron un importante crecimiento demográfico en el oeste europeo, poniéndose los

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