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Ojos De Honor: Un Entrenamiento Para La Pureza Y La Honradez.
Ojos De Honor: Un Entrenamiento Para La Pureza Y La Honradez.
Ojos De Honor: Un Entrenamiento Para La Pureza Y La Honradez.
Libro electrónico270 páginas5 horas

Ojos De Honor: Un Entrenamiento Para La Pureza Y La Honradez.

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Abre tus ojos puros

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. (Filipenses 4:8)

Luego de luchar contra la tentación sexual durante años, el autor Jonathan Welton dedicó su vida a encontrar una forma de ser libre del pecado sexual. Leyó libros, asistió a reuniones de adictos anónimos, recibió consejería… sin encontrar una verdadera solución.

Inspirado también por innumerables amigos y conocidos que se enfrentaban al mismo pecado y anhelaban la verdadera libertad, el autor indagó en la Palabra de Dios y encontró la respuesta que comparte en este libro, de una forma compasiva y sin juzgamientos.

Ojos de Honor te ayudará a vivir una vida en pureza, enseñándote respecto a:
Tu identidad personal
Cómo interactuar y relacionarse con el sexo opuesto correctamente
Reconocer a tus enemigos

Ojos de Honor es un libro honesto y refrescante, que te ofrecerá esperanza y verdadera libertad del pecado sexual. El sacrificio de Jesús en la cruz y tu Salvación son una garantía de que se puede ser libre del apetito del pecado. Conocer tu verdadera identidad te empoderamiento para que dejes de alinearte con las mentiras que el enemigo te ha hecho creer.
IdiomaEspañol
EditorialBookBaby
Fecha de lanzamiento1 jul 2018
ISBN9781543939934
Ojos De Honor: Un Entrenamiento Para La Pureza Y La Honradez.

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    Estuvo bien el libro, gracias por el contenido que ha dado para poder vencer y mirarnos como victoriosos

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Ojos De Honor - Jonathan Welton

Finales

PREFACIO

Por Graham Cook

La cruz es el punto de partida para todo lo que percibimos del mundo. La cruz es nuestro punto clave en la liberación del mundo, de la carne, y del diablo. Aquel que está muerto, está libre de pecado. Jesús no solo murió por nosotros, ¡Él murió como nosotros! Estábamos en Él en Su crucifixión, Su muerte y sepultura; y también fuimos levantados junto con Él para vivir una vida espiritual ante Dios.

Dios ya no tiene que lidiar con el pecado, habiéndole puesto un fin en la obra terminada de Cristo. Ahora Él solo está ocupado en nuestra justicia. Cada situación nos provee una oportunidad de mantenernos firmes en Cristo. Habitamos en Él; pero aprendemos a caminar con Él día a día. ¡Estamos muertos! Tenemos permiso para considerarnos muertos al pecado, pero vivos en Dios.

En Cristo, estamos vivos para darle toda libertad al Espíritu Santo, quien nos empodera para habitar en la plenitud de Dios. Los ojos de honor primeramente deben ver a Jesús, para regocijarse con poder en todo lo que Él ya ha alcanzado para nosotros, en nosotros, y potencialmente a través de nosotros, mientras alegremente nos rendimos ante Su amor.

No nos transformamos en nuevas personas al cambiar nuestro comportamiento; sino que descubrimos la persona que ya somos en Cristo y nos comportamos de acuerdo a ella. Los ojos de honor se fijan no solo en lo que Jesús hizo por nosotros, sino también en quién Él es ahora, en este capítulo de nuestras vidas. Todo se trata de ser entrenados en justicia, en bondad, en amabilidad, en gracia, en misericordia, y en honra. Cada circunstancia tiene que ver con el lugar que Cristo va a ocupar en nuestras vidas.

La identidad es el eco de nuestro sistema de creencias. Es nuestra identidad en Cristo la que continuamente está siendo desafiada. Somos nuevas criaturas. Todo lo viejo ya ha pasado, y todas las cosas fueron hechas nuevas. Todas esas cosas provienen de Dios.

Si todas las cosas ahora están en Dios, entonces eso significa que los desafíos de nuestras vidas emanan desde Su buen parecer. No estamos siendo desafiados por el mundo, la carne, y el diablo. Estamos siendo estimulados por el Cielo, el Espíritu, y el Dios soberano. Todas estas cosas nos permitirán ser hechos a Su imagen, mientras aprendemos a habitar en Jesús. Todas estas cosas nos empoderan para permanecer en donde el Padre quiso que habitásemos: en Su amado Hijo.

El tan bien escrito libro de Jonathan habla de las opciones que se desprenden del lugar donde habitamos. Habla del poder de nuestra identidad, una consecuencia del verdadero conocimiento de Jesús. Él está interesado en nuestra herencia de la naturaleza del Segundo Adán, no muriéndose de vergüenza por el primero. Ya somos nuevas creaciones que tienen la mente de Cristo, para que podamos pensar como Dios lo hace, acerca de nuestra identidad como ciudadanos del Cielo.

Te recomiendo el libro de Jonathan. Él provee revelación a través de la exégesis y el ejemplo, que te empoderará para levantarte y superar todos los obstáculos y te ayudará a vivir una vida de honor.

GRAHAM COOKE

Autor y orador

PREFACIO

Por Karen Welton

Mi esposo y yo hemos atravesado un camino que muchas otras parejas han tomado: el de la lucha para encontrar una solución para combatir al gigante de su adicción a la pornografía. Es un viaje solitario, lleno de lágrimas, decepción, y confusión; pero si sigues caminando, te llevará a la libertad y a la victoria. Estoy convencida que de no haber sido por la incansable sed de verdad de mi esposo, hubiésemos terminado derrotados a un costado del camino, como muchas otras parejas.

Cuando Jonathan tocó fondo, se encontró confundido, asustado, y sin ninguna respuesta que lo pudiese ayudar a salir del pozo. En su búsqueda de sanidad, no obstante, él simplemente rechazó aceptar el mantra que muchos psicólogos y terapeutas cristianos repetían: Eres un adicto, no tienes poder alguno para ayudarte a ti mismo, necesitas ser responsable, eres malvado, y estás en una batalla eterna con tu carne.

A pesar de que, a veces, él simplemente intentó crucificar su carne, hoy estoy muy agradecida porque él no aceptó esas mentiras. Jonathan sabía lo suficiente para saber que esa no era la libertad que Cristo nos prometió en Su Palabra; así que comenzó a buscar verdaderas respuestas que le trajesen una libertad permanente. El libro que estás sosteniendo en tus manos son fruto del sudor, la sangre y las lágrimas del viaje de un hombre desde su quebrantamiento a su sanidad y vida; y de las verdades que lo hicieron libre.

Sé que estas verdades funcionan porque vi la transformación con mis propios ojos: Jonathan pasó de ser un hombre asustado, frío, y derrotado; a un marido poderoso, vulnerable y transparente. Te invito a que experimentes la misma revolución en tu propio corazón. El camino que tienes por delante no es fácil. De hecho, fue lo más difícil que hayamos tenido que enfrentar en nuestras vidas, pero la libertad que viene como recompensa hace que valga la pena la batalla.

Si estás listo para tomar el control de tu vida nuevamente, controlar tu mente, y abrir tu corazón para amar otra vez, te invito a que camines este camino con nosotros. Las verdades contenidas en este libro confrontarán todo lo que alguna vez hayas oído en la terapia moderna, e incluso en la teología popular cristiana. No importa qué tipo de adicción estás enfrentando, el gozo y la libertad que Cristo ha comprado para ti en la cruz no solo están disponibles, sino que son obtenibles. Y puedes obtenerlas hoy.

Tenemos una decisión que tomar: o creemos lo que Satanás dice que somos, o lo que Dios dice que somos. Satanás te dice que eres malvado, culpable, y desesperanzado. Dios declara que eres justo, honorable, y santo en Cristo. Como esposa, animo a cada mujer a que le obsequie este libro a todos los hombres de su vida. Tienes la oportunidad de declarar la identidad de Dios sobre tu esposo, tus hermanos, y tus hijos. Luego léelo también tú y deja que Dios te lleve de la vergüenza, el temor, y la condenación a la libertad, ¡tal como Él hizo conmigo!

Es tiempo de dejar el temor detrás y posicionarnos en las identidades que Dios nos dio como hijos e hijas de Dios. Es mi oración que seas transformado, ensanchado, e inspirado por estas verdades.

En Cristo,

KAREN WELTON

INTRODUCCIÓN

Watchman Nee escribió:

En las Sagradas Escrituras podemos ver que la vida que Dios le dio a los cristianos es una vida llena de alegría y reposo; una vida en la que tenemos una comunión ininterrumpida con Dios, y en la que tenemos perfecta armonía con Su voluntad. Es una vida en la que no sientes ni hambre ni sed por las cosas del mundo; es una vida que no conduce al pecado, y que trasciende todas las cosas. En efecto, es una vida santa, poderosa y en victoria, en la que se conoce la voluntad de Dios y se camina en amistad con Él.

La vida que Dios le dio a cada cristiano es una vida que está escondida con Cristo en Dios. Nada puede tocar, afectar o quebrantar esa vida. Así como Jesús es inquebrantable, también lo somos nosotros. Así como Cristo trasciende todas las cosas, también las trascendemos nosotros. Así como Cristo está delante de Dios, así estamos nosotros delante de Él. Nunca alimentemos el pensamiento de que debemos ser débiles o que debemos vivir derrotados. No hay tal cosa como debilidad o derrota, porque Cristo es nuestra vida, como se declara en Colosenses 3:4. El trasciende todo; Él no puede ser quebrantado por nada ¡Aleluya! ¡Esa es la vida en Cristo!

La vida dada a los cristianos está llena de reposo, llena de gozo, llena de poder, y llena de la voluntad de Dios. Pero preguntémonos qué clase de vida estamos viviendo hoy. Si nuestra vida no es como la que Dios nos mandó a que tengamos, entonces tenemos que conocer la victoria. Por lo tanto, deberíamos hacer introspección, teniendo en cuenta que lo que descubramos quizás no luzca bien, porque algunos de nosotros quizás tengamos una vida realmente patética. Si es así, tenemos que humillarnos para ver nuestra falta, y recibir de la gracia de Dios.¹

A pesar de que quizás sea la experiencia de los hombres cristianos promedio, no es normal para un cristiano estar plagado emocional y mentalmente por la tentación sexual. El promedio está definido por lo que es más común. Lo normal está definido por un estándar, y en la Iglesia, Jesús es nuestro estándar para lo normal. A pesar de que esta batalla en contra del pecado sexual se ha convertido en algo normal en la Iglesia moderna, no significa que sea lo normal de acuerdo al patrón establecido en el Nuevo Testamento.

Cuando examinamos la Palabra, encontramos que se espera que los cristianos vivamos como lo hizo Jesús. 1 Juan 2:6 dice: Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió. (NTV). La historia registra que la Iglesia primitiva era conocida por caminar en pureza:

En el año 125 D.C., el filósofo cristiano Arístides de Atenas habló con su rey de las prácticas sexuales de la Iglesia cristiana. Él dijo, Ellos (los cristianos), no cometen adulterio o inmoralidad…sus esposas, oh rey, son tan puras como vírgenes, y sus hijas son modestas. Sus hombres se abstienen de todo contacto sexual pecaminoso y de la impureza, con la esperanza de que serán recompensados en el mundo que está por venir.²

Desafortunadamente, en las últimas décadas la Iglesia ha empezado a ser conocida por su lujuria e inmoralidad; aunque el pecado sexual no es un problema exclusivamente moderno. Incluso en la literatura clásica, tal como The Scarlet Letter (La Letra Escarlata) de Nathaniel Hawthorne (1850), se tocan temas concernientes a la tentación sexual sobre los cristianos modernos.

A pesar de que no es un asunto moderno, sobre los últimos 2000 años de la historia de la Iglesia la moralidad se ha degradado hasta el punto de que el pecado sexual es considerado común entre los hombres cristianos. No debería ser así. Es tiempo de que la Iglesia sea pura otra vez. Debemos dejar atrás las bajas expectativas. Como Watchman Nee escribió: No nos engañemos a nosotros mismos imaginando que pecar es inevitable para un cristiano. Pienso que no hay pensamiento que dañe más a nuestro Señor que esta clase de actitud.³

Es tiempo de escavar hasta las raíces del pecado sexual y encontrar sanidad para el hombre cristiano. Comenzaré contando mi historia.

CONSEJOS PRÁCTICOS PARA ESTE LIBRO

Al final de cada capítulo encontrarás la sección herramientas, que tendrá el fin de tomar la enseñanza del capítulo y darle un fin práctico. Aprenderás más de este libro si dejas de leer al final de cada capítulo e implementas la herramienta propuesta antes de continuar leyendo.

Segundo, habrás notado que este libro está dividido en tres secciones. Como verás, mi enfoque de la pureza sexual está centrado en la revelación correcta de nuestra identidad en Cristo. En la Sección 1, se tocan temas relacionados a quiénes somos en Cristo y cómo vivir en relaciones sanas. En la Sección 2, hablaremos de cuatro áreas que comúnmente parecen ser minas que pisan todos aquellos que están en la búsqueda de un vivir correcto. Por último, en la Sección 3 hablo de cómo deberíamos ver a nuestras hermanas de la fe.

También, habrás notado que el subtítulo de este libro es Entrenamiento para la pureza y la honradez. Este es un punto que es muy importante que entiendas, porque este no es un libro más acerca de la pureza sexual. La honradez significa estar en una buena relación con Dios y con la humanidad. A pesar de que no es mi intención escribir un libro acerca de las relaciones, hay algunos puntos muy importantes que deberían ser incluidos en cualquier discusión respecto a la pureza sexual. Tales cosas son: valorarte a ti mismo, ser una persona poderosa, el descanso en Dios, y la fijación de límites. Mientras que podría escribir solamente de la lujuria y lidiar únicamente con ese problema, prefiero escribir un libro acerca de la identidad; enseñándole a los hombres a estar en una correcta relación con Dios y también con la humanidad, mientras se sanan las raíces del problema de la lujuria. De hecho, los temas tratados en este libro pueden traer sanidad a cerca de 50 áreas diferentes y no solo al tema del pecado sexual. No obstante, al ser un problema tan frecuente, voy a centrarme en esa perspectiva la mayoría de las veces.

CAPÍTULO 1

MI HISTORIA

En mi adolescencia, pasé todos mis veranos en un campamento de verano cristiano solo para hombres. Caminatas, piscina, deportes, tiro al blanco, paseos a caballo…este campamento lo tenía todo. He sacado el cálculo de que, en total, he pasado cerca de un año y medio en el campamento.

Incluso en este ambiente ideal, constantemente oía a varones jóvenes que venían a consultarme respecto a cómo lidiar con sus pensamientos impuros. A pesar de que estábamos completamente separados de la presencia de mujeres por ocho semanas, ninguno de estos jóvenes cristianos –incluido yo– podíamos dejar de lado los pensamientos lujuriosos que llenaban nuestra mente.

Una vez, de hecho, un joven fue descubierto mientras se masturbaba en una de las cabinas de los líderes y fue enviado a casa. Por supuesto, es fácil apuntar con el dedo y señalar cuán estúpido ese adolescente fue. Pero, por dentro, muchos de nosotros nos sentimos desanimados porque la única diferencia entre ese muchacho y nosotros era que nosotros escondíamos nuestro pecado mejor que él.

A través de los años, tuve cientos de conversaciones en el que los hombres me preguntaban cómo lidiar con pensamientos impuros. Incluso aunque crecí en una sólida familia cristiana que me educaba en casa¹, y a pesar de que había obtenido dos títulos en teología y de que había ganado el premio National Herald of Christ², no tenía respuestas efectivas ni reales para darles a mis amigos. Estaba envuelto en la misma batalla que los hombres que venían a consultarme.

Durante años leí y coleccioné libros relacionados con la pureza sexual, y ninguna de las respuestas ofrecidas me habían servido ni a mí, ni a los otros varones cristianos que conocía. De hecho, mi amigo de la escuela secundaria, Tom, me dio un mejor consejo: Cuando me siento tentado, me como una papa cruda. ¡Nada es más efectivo que una papa cruda para dejar de pensar en mujeres desnudas!

No sé si verdaderamente Tom alguna vez comió una papa cruda, pero su idea (a pesar de ser muy graciosa) no es sustancialmente muy diferente de los consejos típicos que se le dan a los hombres cristianos. Muchos libros cristianos tratan de ayudar a los hombres a través de métodos conductuales, o de modificación del comportamiento. Uno de los libros más populares respecto a la pureza de la última década aconsejaba a los hombres rebotar los ojos, en el sentido de que uno debería alejar la mirada rápidamente, antes de que la tentación y los pensamientos lujuriosos lo invadiesen.

Mientras que este consejo quizás ayude un poquito, debe haber una respuesta mejor. Los hombres que habían seguido el consejo de hacer rebotar los ojos, eventualmente se dieron cuenta de que ahora difícilmente podían mirar a una mujer atractiva a los ojos debido al miedo de ser tentados sexualmente. El enfoque de alejar la mirada suena práctico, pero no corta las raíces de la lujuria.

Este punto fue sacado a la luz mientras visitaba a un amigo en el sur de California. Estábamos en una famosa hamburguesería, cuando la inevitable conversación comenzó otra vez. Me dijo, Jon, tengo una esposa hermosa, dos hijos preciosos, un trabajo que amo y que nos provee muy bien, una linda casa, y no puedo ser más feliz. No obstante, no puedo sacarme la lujuria de los ojos. Aprecio que otros hombres sean suficientemente honestos conmigo para decirme que no tienen respuesta, pero ¿cuándo alguien tendrá resuelto este problema?

En ese punto, un enojo santo se levantó en mi corazón y dije en voz alta: ¡¿Cómo es que Jesús nos dijo que podíamos levantar a los muertos pero los hombres cristianos no pueden dejar de masturbarse?! (Ver Mateo 10:8).

Quizás hayas probado con contarle tu problema a alguien, con herramientas que filtren y te impidan entrar a sitios webs pornográficos, con libros de pureza sexual, con grupos de adicciones, o con ayuda profesional, pero no encuentras solución. Puede que estés sosteniendo este libro en las manos y te preguntes si será otra pérdida de tiempo, o si, quizás, finalmente hayas dado con un libro que tiene respuestas verdaderas.

LO QUE NO HA FUNCIONADO

Voy a ser muy real contigo: este libro contiene lo que necesitas para ser libre de la tentación sexual. Sé que esta es una declaración muy grande, casi irreal, pero creo que es la verdad. Antes de que te diga lo que hace que este libro sea diferente a los demás, voy a decirte lo que he encontrado en los libros que ya se han publicado.

Hay tres categorías principales de libros en el mercado respecto al tema de la pureza masculina: 1) libros que le dicen al lector cuán grave es el problema de la lujuria en nuestra sociedad; 2) libros que cuentan la historia personal del autor, acerca de cómo toda su vida se arruinó por este pecado; y 3) libros difíciles de leer, escritos por psicólogos cristianos, que describen la lujuria en términos clínicos.

Hay una pequeña variación respecto al enfoque de este tema. La mayoría de libros que he leído, esencialmente etiquetan a la lujuria como una enfermedad y dejan al hombre cristiano con una débil y carnal respuesta respecto a cómo lidiar con esta enfermedad. No obstante, esto no se alinea con la Palabra de Dios: ¿cuándo Jesús le dijo a sus seguidores que debían simplemente lidiar con el pecado?

¿Puedo ser muy honesto contigo? Dado que estoy escribiendo esto para hombres que pasan una cantidad significativa de tiempo cada semana batallando con pensamientos lujuriosos, este va a ser un libro muy directo lleno de verdad y de sentimientos honestos. No estoy escribiendo desde una torre de marfil de perfección. He tenido desgarradoras batallas con la tentación, y he sido profundamente lastimado y herido en las mismas; pero también he salido victorioso. A través de mi batalla personal y de mi estudio de la Palabra de Dios, me he dado cuenta de que se puede ser libre. Incluso cuando las estadísticas muestran que el 82% de los hombres cristianos están secretamente luchando con la lujuria¹, no tiene por qué ser así.

El propósito de este libro no es poner una venda sobre la herida, sino llegar a la raíz de la infección. Quiero darte esperanza: hay un antídoto. Jesús no te salvó del yugo del 99% de tus pecados y te dejó solo que lidies con la lujuria el resto de tu vida. El problema requiere profundizar en los corazones de los hombres para poder traer sanidad sobre esta área.

EL MITO DE RENDIR CUENTAS

Una de las cosas que te diré es que si debes rendir cuentas todo el tiempo, entonces no has verdaderamente encontrado la respuesta a tu pecado. A pesar de que quizás esto ayude a manejarlo, no lidia con la raíz. Jesús no nos proveyó de completa libertad del poder del pecado para que simplemente podamos establecer grupos en donde rendir cuentas y así tratar de no pecar. Jesús no tenía un compañero a quien le rindiese cuentas, y

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