Nada viste mejor un gran festival que un buen palmarés, capaz de poner de relieve las virtudes de la programación. La 77. edición de Cannes será recordada por un conjunto de films que supieron combinar la idea del logro artístico con la denuncia de diferentes lacras sociales. Una fusión de autoría y compromiso que aflora en del estadounidense Sean Baker, a la que el jurado presidido por Greta Gerwig, en el que figuraba Juan Antonio Bayona, otorgó una merecida Palma de Oro. El premio consagra al autor de un cineasta que sabe amar a sus personajes, entretener al espectador y (magnética Mikey Madison) que cae en las encantadoras garras del hijo de un oligarca ruso. Esquivando todo moralismo, Baker invita al espectador a compartir la ilusión de su protagonista por convertirse en una del siglo XXI, pero a medida que avanza la acción se hace patente que este cuento de la Cenicienta es más frágil de lo que parece.
La fiesta del cine político
Jun 28, 2024
4 minutos
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