Robert Fico, primer ministro eslovaco, tras sufrir un intento de asesinato, ha vuelto a poner en el punto de mira un concepto criminológico conocido como «magnicidio». Casos tan famosos como el de Julio César, en la Antigua Roma, el del rey Luis XVI en Francia al inicio de la Revolución Francesa, el de la presidenta india Indira Gandhi, el del presidente chileno Salvador Allende o el de Carrero Blanco, a finales de la dictadura franquista en España, nos permiten comprobar que, aunque se trata de casos relativamente aislados, son más comunes de lo que podemos pensar.
El término magnicidio, que consiste en dar muerte a una persona considerada como muy importante dentro de una sociedad dada, viene del latín cuyos componentes léxicos serían: (grande) y (matar, cortar) que, unido a «io» lo