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Ala hora de pensar en poblar otros planetas, una de las claves es la posibilidad de contar con alimentos disponibles. Algunos animales pueden darnos eso, pero también mucho más que sustento.
Los primeros fueron animales lunares que debían ser 15 veces más grandes que los que habitan la Tierra. Así lo afirmaba el filósofo griego Filolao, quien llegó a esta conclusión señalando que eso se debía a que el día lunar era 15 veces más largo que el terrestre, según Filolao. Por alguna razón, una de las características de estos gigantes de la biología es que no defecaban.
Luego llegaron bisontes, cabras de un solo cuerno, minicebras, unicornios, castores bípedos sin cola y humanoides alados parecidos a murciélagos que construían templos. Esa era la «fauna» que habitaba la Luna, según una serie de artículos publicados en The Sun en el año 1835. Aunque esta biología selenita demostró ser una estrategia para vender más papel periódico, sí estuvo inspirada en un artículo científico, uno firmado 11 años antes por el profesor de astronomía Franz von Paula Gruithuisen, profesor de astronomía en la Universidad de Munich.
Este científico alemán fue uno de los primeros en señalar que los cráteres de la Luna se debían al impacto de meteoritos y fue también quien descubrió regiones brillantes en Venus... El problema es que afirmó que se