En la década de 1950, un grupo de madrileños iba a dar origen a una modalidad de contacto extraterrestre realmente original, contactismo “marca España”. El eje de toda esta historia es Fernando Sesma (ver cuadro). El interés que despertaron sus artículos sobre platillos volates causó un aluvión de cartas, que Sesma aprovechó para convocar a los interesados, en diciembre de 1954, a un encuentro en el madrileño café Gijón. Se iniciaría entonces una tertulia semanal, que se trasladaría luego al café Gambrinus, de la calle Zorrilla, lugar de viejas resonancias literarias con la participación de intelectuales como Buero Vallejo (1916-2000) y Alfonso Paso (1926-1978), muy interesados en el tema.
Para evitar los problemas que podía traer la reunión de personas, por entonces prohibida durante el Régimen de Franco (1939-1975), en noviembre de 1955 el grupo de tertulianos se constituyó como la primera asociación legal dedicada a los platillos volantes en España, que llevará el curioso nombre de Sociedad de Amigos de los Visitantes del Espacio BURU, cuyo objetivo era “facilitar un contacto amistoso con los visitantes extraterrestres”. Admitía Sesma el humor en la tertulia, diciendo que la risa estaba autorizada, “siempre que no se transforme en la mueca hiriente de la burla”. Este rasgo de sano humor es notable en un cuento que Sesma publicó–La impresionante conferencia del sabio Lorsomorombi–, en el que parecía reírse de sí mismo a través de su alter ego, un científico con un embudo en la cabeza que quiere demostrar que el universo tiene esa forma. Poco después recibía cartas de un tal “profesor Lorsomorombi”, y también de un tal Lao Tsé. En base a esto, Sesma elaboró un documento titulado ¿Nos escribe un hombre del espacio? En esta anécdota parece estar la primera muestra de lo que se convertiría en una larga saga de “contactos extraterrestres” epistolares de las que Sesma fue destinatario.
La Sociedad BURU atrajo la atención de la prensa. Sesma declaró públicamente: “Realizaremos excursiones a sitios donde puedan posarse los hombres del espacio”. Debido a la nutrida asistencia, en el verano de 1956 la tertulia se trasladó del Gambrinus a un espacio más amplio: al sótano del café Lion, junto a la Puerta de Alcalá, conocido como La Ballena Alegre. Allí se reunió durante la II con sus seguidores, gestando la Falange. También fue frecuentado por personalidades como , y . Muchos años después se seguían desarrollando en La Ballena Alegre encuentros que forman parte de la historia de la cultura del franquismo.
