En solo una mañana con Lorena Castell (Barcelona, 1981), descubrimos que a pesar de su espontaneidad y su carácter gamberro se toma muy en serio el trabajo, colabora como la primera y es muy perfeccionista. Y cuando sucede algo que a otro le haría fruncir el ceño y saltar en mil pedazos, ella intenta reconducirlo a base de buena onda y diálogo. Pero hay algo innegociable: la hora de ir a buscar a su hijo al colegio. Así que, después de una mañana intensa de shooting, nos sentamos a charlar con ese único límite temporal.
ESQUIRE: Acabas de anunciar un Maxibingo para señoras el 14 de junio en el Palacio de Vistalegre de Madrid. ¿Cómo ha llegado hasta aquí este espectáculo que nació en un pequeño bar de Malasaña?
Sí, tenía un bar allí con mi hermano y de repente se me ocurrió hacer esa actividad para llenar el bar los martes. Fue. Todo 2024 se ha vendido en veinte días, así que dije: “¿Qué más puedo hacer? Pues coger el Palacio de Vista Alegre”. Así que vamos a ir a por los diez mil de una. A ver si lo logramos.