n los años 50 del pasado siglo, mientras el hombre que protagoniza nuestra portada pintarrajeaba las carpetas de guiones de , hacía fortuna un oscuro periodista llamado Robert Harrison. Era el editor de , una revista quincenal encargada de airear los trapos sucios de las estrellas de Hollywood. Con la exclusiva de la separación de Marilyn Monroe y Joe DiMaggio, el panfleto terminó vendiéndose a sí mismo como el defensor de los “valores reales de América”, el órgano encargado de desvelar los atentados contra la fidelidad, el orden y la heterosexualidad que cometían impunemente las figuras más famosas y envidiadas del momento.
