La utilización de animales como parte de un programa terapéutico fue registrado por primera vez en el siglo IX, en Gheel, Bélgica.
Allí las personas con necesidades especiales fueron autorizadas a cuidar de animales domésticos. En la actualidad, este tipo de terapia se utilizan para mejorar la conducta y los problemas emocionales en personas deprimidas, ancianos, esquizofrénicos, autistas, síndromes de Down, con trastornos del desarrollo, epilépticos, ciegos, sordos